—Buenas tardes, señor. ¿En qué puedo ayudarlo? —preguntó el joven, limpiándose las manos sucias con un trapo aún más sucio.
—Necesito una revisión de mi coche. ¿Está Will Graham? —pregunto Hannibal
—En este momento está revisando el motor de otro coche. Yo puedo revisar el suyo —ofreció el joven, señalando el interior del taller.
—Gracias, pero si no es molestia, me gustaría que Will lo revisara. Will ya me conoce y sus hábiles manos son perfectas para mí —dijo Hannibal, con un poco de doble sentido en sus palabras.
El joven asintió, y tras indicarle que podía tardar un poco, Hannibal estacionó su coche dentro del taller. Al salir del Bentley, evaluó el lugar con una mirada minuciosa. Era un taller típico, con herramientas ordenadas de manera meticulosa, cada una en su sitio correspondiente. Hannibal caminó por el taller, sus zapatos resonando contra el suelo de concreto, el sonido amortiguado por el constante murmullo de actividad mecánica. El aire estaba impregnado de un aroma inconfundible a aceite y metal caliente, mezclado con el suave murmullo de las conversaciones entre los mecánicos
Will había revisado su coche antes, aunque fuera del taller, así que nunca había visto a Hannibal en su lugar de trabajo. El chico ayudaba a su padre todos los fines de semana en el taller mecánico. Era un mecánico excelente, y todos los clientes estaban siempre satisfechos con su trabajo. A menudo lo solicitaban específicamente para arreglar motores que parecían no tener solución, pero Will lograba componerlos con una habilidad casi mágica.
Hannibal se detuvo cuando encontró a Will, quien estaba inclinado sobre el motor de un coche. Vestido con una camiseta sin mangas que dejaba al descubierto sus brazos tonificados, y con el sudor perlando su piel desnuda, haciendo que su camiseta se pegara a su cuerpo, lucía simplemente exquisito. Su cabello, desordenado y pegado a su frente por el sudor, le daba un aire desenfadado y atractivo. Hannibal observó en silencio, fascinado por la escena ante él.
—Hola, Will
Su voz pareció alertar a Will, quien casi tropezó con las herramientas en el suelo.
—Hannibal, ¿qué haces aquí? —preguntó Will, tratando de recuperar la compostura.
—Necesito una revisión de mi coche. Decidí que tú serías la persona adecuada para el trabajo —dijo, esbozando una sonrisa.
—Mi padre no viene hoy al taller, pero si llega de improvisto y te encuentra aquí…
—Solo soy un cliente más. Dio la feliz coincidencia de que es el mismo taller donde trabajas
Will frunció el ceño, dudando por un momento antes de asentir. El chico no tenía por qué saber que Hannibal había provocado una pequeña avería en el coche de William, asegurándose de que el hombre se quedara en casa para repararlo. El padre de Will seguía sin estar de acuerdo con la relación de su hijo con Hannibal, pero eso no preocupaba a Hannibal en lo más mínimo.
—Está bien, termino esto y voy con el tuyo —dijo Will, volviendo al trabajo en el coche que tenía delante.
—¿No tengo preferencia por ser tu pareja?
—No —respondió Will, sin levantar la vista.
A Hannibal no le molesto. La espera sería breve, y mientras tanto, disfrutaba de la vista de Will en su elemento, rodeado del bullicio y la actividad del taller. Había algo en la forma en que Will hacía cualquier cosa que le encantaba.
Mientras Will continuaba con su tarea, Hannibal se paseó por los alrededores, observando a otros dos trabajadores ocupados en sus propios autos. No tenía interés en ellos, así que se quedó cerca de Will, viendo lo que hacía.
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Promesa Eterna
FanfictionHannibal Lecter es un niño que perdió todo lo que le importaba a una corta edad. Mientras intenta reconstruir su vida y atormentado por los fantasmas del pasado, es cautivado por un curioso infante. Will Graham acaba de mudarse a Francia con su pad...