Un rastro de plumas y sangre

1.4K 256 25
                                    

Estados Unidos resultó ser muy diferente de lo que Hannibal había imaginado. Baltimore era un lugar lleno de contrastes. Por un lado, había áreas hermosas y elegantes, con casas históricas y calles arboladas. Pero también tenía áreas más problemáticas y feas con altas tasas de criminalidad. Pero Hannibal disfrutaba esa nueva experiencia.

Hannibal había invitado a Lady Murasaki a acompañarlo, pero ella había declinado la oferta, consciente de la verdadera naturaleza de Hannibal y prefiriendo mantener una distancia prudente. Apreciaba a Lady Murasaki y sabía que, en circunstancias diferentes, podrían haber sido más cercanos, pero siempre mantuvo un respeto hacia la mujer.

Chiyoh, por otro lado, decidió acompañarlo, al menos temporalmente, para ayudar con la mudanza y la adaptación a la nueva vida en Estados Unidos.

Una de las primeras cosas que Hannibal hizo después de pagar su viaje a Lituania fue comprar una impresionante mansión en una zona rica de Baltimore. El barrio era elegante, y la casa era una manifestación de su estilo y gusto personal. Hannibal no quería abusar de la fortuna que no había ganado por sí mismo, pero con el dinero de su herencia familiar y la herencia que le dejó Robert Lecter después de su fallecimiento, era asquerosamente rico y podía permitirse vivir de acuerdo con sus valores morales una vez que terminara de decorar la casa. 

La cocina fue la primera en ser remodelada y decorada a su gusto, llenándola de artefactos y utensilios culinarios de alta calidad. Debido a esto, tanto él como Chiyoh tuvieron que dormir en el suelo durante una semana, ya que aún no había adquirido colchones ni nada que pudiera permitir un buen descanso. Después de las protestas de su compañera, Hannibal finalmente equipó una habitación en condiciones para que ambos pudieran dormir cómodamente.

Además de la renovación de la cocina, Hannibal añadió una característica interesante: un cuarto secreto debajo de la cocina y la bodega de vinos. Esta adición fue su manera de mantener sus futuros crímenes ocultos y protegidos. 

Durante las primeras semanas en el nuevo país, Hannibal hizo turismo con Chiyoh, aunque ella no parecía del todo interesada. No mostraba interés en museos ni galerías de arte, pero aun así, lo acompañaba en sus excursiones. A pesar de las diferencias en sus intereses, la relación entre Hannibal y Chiyoh se mantenía sólida mientras se adaptaban a Estados Unidos.

La casa estaba casi por completo amueblada y decorada, gracias a los esfuerzos de Hannibal y Chiyoh. 

El único trabajo de Chiyoh en los últimos días era leer los pocos libros que Hannibal tenía a su disposición, una colección que pronto aumentaría con el tiempo.

—¿Irás de vuelta a Francia? —inquirió con curiosidad, observando a Chiyoh mientras doblaba su ropa y la acomodaba en una maleta negra.

—Este no es mi lugar. Mi lugar está con Lady Murasaki. Debo volver con ella —explicó Chiyoh mientras cerraba la maleta—. ¿Estás seguro de tu elección? Mudarte a este país, podrías haber escogido cualquier otro lugar, pero decidiste este por...

—Johns Hopkins es una universidad de prestigio, Chiyoh. Me siento afortunado de ser aceptado —la interrumpió con una sonrisa

Chiyoh suspiró y lo miró a los ojos, en ese intercambio de miradas, había una especie de desafío implícito.

—Sé que viniste aquí en busca de Will Graham, tu querido Will —dijo Chiyoh sin rodeos.

Hannibal no había compartido completamente sus verdaderas motivaciones para aceptar la oferta de Johns Hopkins, pero todos eran conscientes de ellas. Lady Murasaki guardó silencio durante la conversación y Chiyoh comprendía que no había nada que pudiera hacer para disuadir a Hannibal. Estaba a punto de partir, pero necesitaba saber que Hannibal estaba decidido en su nuevo camino y que estaría bien.

Promesa Eterna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora