¿Demasiado joven?

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El sabor de Will era indescriptible, una mezcla cautivadora que combinaba su propio sabor y la dulzura de las palomitas de caramelo, seguramente había ido al cine antes.

Hannibal se encontró irresistiblemente atraído por la dulzura de los labios de Will, como si fueran un pecado al que no podía resistirse. Cada beso era como una indulgencia prohibida, más adictiva que cualquier droga. Los labios de Will eran suaves bajo los suyos, y Hannibal no pudo evitar saborear su labio inferior, tan exquisito. 

Un gemido apenas audible escapó de sus labios mientras se entregaba al placer del momento, saboreando cada instante como si fuera eterno.

Sintió que Will correspondió al beso, pero más que corresponder, percibió el intento de Will de presionar sus labios hacia él.

En un fugaz instante de lucidez, Hannibal se vio obligado a enfrentar la realidad de lo que estaba haciendo. Con un repentino estallido de conciencia, se separó bruscamente de Will, empujando al chico por los hombros. La sensación de sus labios contra los de Will aún se aferraba a él como un recordatorio perturbador de su propia debilidad.

Había besado a Will. 

Había cruzado esa línea prohibida que había estado temiendo durante tanto tiempo.

Hannibal estaba emocionado y asustado, incapaz de encontrar la fuerza suficiente para arrepentirse de lo que había hecho. Había cedido a un impulso irrefrenable, y tenía que enfrentar las consecuencias.

Hannibal se atrevió a enfrentar la mirada de Will, buscando algún indicio de cómo reaccionaría su compañero ante lo que acababa de suceder. Will lo miró con los ojos muy abiertos, sus labios rosados y su rostro encendido como un tomate maduro.

Will abrió la boca un par de veces como si quisiera decir algo, pero se quedó en silencio, bajando la mirada mientras parecía debatirse consigo mismo sobre qué hacer a continuación. Finalmente, decidió alejarse, regresando al asiento del copiloto y dejando caer sus manos en su regazo mientras jugaba nerviosamente con sus dedos. 

—¿Me acabas de besar? —preguntó Will, como si realmente no estuviera seguro de lo que acababa de suceder.

No había razón para negar un hecho tan evidente. Hannibal asintió con solemnidad, su mirada fija en Will, mientras aún saboreaba el sutil sabor de sus labios en los suyos.

Will asintió, su rostro se tornaba cada vez más rojo con cada segundo que pasaba. Se relamió los labios, un gesto inconsciente que pareció avergonzarlo aún más.

Hubo un momento de silencio que pareció eterno, durante el cual Hannibal no encontraba la voluntad suficiente para hablar.

—Si mi papá se entera, te matará —dijo Will, intentando que sonara como un chiste. Al ver que su intento de humor había fallado, bajó la mirada—. Uh… ¿Por qué me besaste?

—Me disculpo. No debí hacerlo.

Will comenzó a mover los pies, evitando el contacto visual con Hannibal mientras buscaba respuestas en cualquier lugar excepto en los ojos del hombre frente a él.

—Besas a la gente que te gusta. ¿Te gustó? —preguntó Will, su voz apenas un susurro tembloroso. 

Hannibal se tomó un momento antes de responder, sopesando sus palabras con cuidado. Si lo negaba, no habría otra explicación plausible para lo que acababa de suceder y Will solo se sentiría usado. Por otro lado, si admitía la verdad, temía que Will pudiera asustarse y alejarse.

—Sí —respondió Hannibal. Reconocía la gravedad de su admisión, pero también la liberación que acompañaba a la verdad.

—Oh —fue todo lo que Will pudo articular—. Es un poco raro, no sé muy bien qué decir. Nunca me había pasado esto…

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