El apartamento de Will estaba ubicado en un edificio antiguo. Las escaleras crujían bajo sus pies mientras subían, y las paredes mostraban signos de humedad y años de desgaste.
Al entrar en el apartamento, Hannibal observó el espacio con una mirada crítica pero comprensiva. Will se había esforzado por mantenerlo limpio y ordenado, a pesar de las limitaciones del lugar. Las pocas posesiones del chico estaban esparcidas por el pequeño espacio, una combinación de muebles de segunda mano y artículos personales
Hannibal no pudo evitar pensar que Will merecía algo mejor. En su mente, ya imaginaba al chico en un espacio mucho más grande y lujoso, lleno de cosas finas y costosas que él mismo podría proporcionarle. Ya había visto varios apartamentos cerca de su propia casa, equipados con todo lo necesario y decorados pensando en los gustos de Will.
Pero sabía que no debía insistir en ello. Tenía que esperar el momento adecuado y esperar que su terco chico se dejara consentir un poco, un pequeño lujo que Hannibal estaba más que dispuesto a proporcionarle.
Will dejó caer sus llaves en un tazón cerca de la puerta y se giró hacia Hannibal, nervioso por su reacción.
—Sé que es horrible —dijo Will, como si leyera sus pensamientos—. Pero es mi casa.
Aunque el apartamento era pequeño y modesto, había algo reconfortante en él, una sensación de hogar que Will había logrado crear a pesar de las circunstancias.
—Es acogedor. Creo que te has logrado adaptar —admitió antes de agregar—: Este edificio no es digno de ti, pero lograste mejorar este lugar.
—Podría haber conseguido un lugar mejor —dijo el chico—. Pero… Vi un enorme terreno con una pequeña cabaña cerca del bosque, a las afueras de Baltimore. Estoy ahorrando para comprarla.
Hannibal asintió. Will siempre había querido vivir cerca de la naturaleza. Al día siguiente durante el desayuno, le preguntaría más acerca de ese terreno.
—¿Tienes todo lo que necesitas?
Will se encogió de hombros.
—Aún me falta un televisor, aunque es muy caro, y la mayoría de los utensilios de cocina. Dentro de una semana me pagan, así que voy a poder ir de compras. Tal vez pueda completar todo lo que necesito con cuatro sueldos más.
Hannibal frunció el ceño, perturbado por esas palabras.
—Siento ser entrometido, querido chico. Pero creo que tu economía no va del todo bien. ¿Te pagan adecuadamente?
—Tengo un sueldo base bastante... bajo. Me pagan por los casos que resuelvo, y no todos los días matan a alguien —dijo lo último con burla, su intento de broma no logró ocultar la verdad amarga de su situación.
Hannibal tendría que arreglar eso. Quizás un asesinato al día, de manera anónima, aseguraría que Will tuviera ingresos constantes. Si Will resolvía muchos casos, las autoridades tendrían que reflexionar sobre el valor del chico y pagarle más por su invaluable contribución.
—Como regalo de felicitación por tu vida independiente, permíteme regalarte un par de cosas para tu apartamento.
—Hannibal… —suspiro Will.
—Por favor, Will. Quisiera contribuir a tu nuevo hogar.
Will parecía reacio, la idea de aceptar ayuda aún se le hacía incómoda. Sin embargo, ante la expresión de Hannibal, finalmente cedió, sabiendo que no tenía sentido seguir negándose
—Está bien. Solo si es algo pequeño y nada extravagante.
—Maravilloso —dijo Hannibal encantado—. Espera un momento.

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Promesa Eterna
FanfictionHannibal Lecter es un niño que perdió todo lo que le importaba a una corta edad. Mientras intenta reconstruir su vida y atormentado por los fantasmas del pasado, es cautivado por un curioso infante. Will Graham acaba de mudarse a Francia con su pad...