Compromiso

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—¡No!

—Vamos, Will. Nadie está mirando 

—¿Y eso a mí que? Dije que no 

Will apartó bruscamente a Matthew, rechazando sus insistentes avances. Una patada bien dirigida en la entrepierna llevó a Matthew al suelo de rodillas.

Habían pasado unos meses desde que Will cumplió trece años, y desde entonces, Matthew había estado obsesionado con vivir nuevas experiencias. No obstante, cada una de sus ideas terminaba en tragedia y Will siempre se veía afectado por ello, pues era arrastrado a las aventuras de Matthew. La última vez que hicieron algo “nuevo” fue cuando Matthew lo convenció de fugarse de la escuela, lo que resultó en que la madre de Matthew apareciera en la institución, llorando por su hijo desaparecido. William, al enterarse de la situación, le instó a Will a alejarse de Matthew y a buscar amigos más normales 

En ese momento, las clases habían finalizado y, tras comprar algunos dulces, se dirigieron detrás de la escuela para pasar el tiempo. Sin embargo, el ambiente cambió cuando Matthew comenzó con sus ideas extrañas y su  desesperación por experimentar un beso

Después de observar a un par de niños de su clase jugando un juego que involucraba besarse, Matthew se volvió insistente, casi llorando, rogando a Will que lo besara en los labios.

—¡Will, hay niños de nuestra edad que ya tuvieron su primer beso! —exclamó Matthew, levantándose del suelo.

—¿Y qué?

—¡Nos vamos a quedar atrás! De por si no somos populares, no podemos quedarnos rezagados aún  más 

—Papá dijo que dio su primer beso a los quince, todavia tenemos tiempo

—Eso fue en la prehistoria, estos son tiempos modernos. Ya tenemos trece años, yo casi cumplo catorce, debemos dar nuestro primer beso ahora

—No quiero —respondió Will, manteniendo su postura.

Matthew suspiró, dando vueltas sobre sí mismo mientras reflexionaba.

—Sé mi primer beso y yo seré el tuyo. Es una nueva experiencia que debemos vivir en algún momento. ¿Qué mejor que hacerlo con tu mejor amigo?

—No quiero, y tú no eres mi mejor amigo —respondió Will, sintiendo cómo su molestia aumentaba con la insistencia de Matthew.

—¿Cómo que no soy tu mejor amigo? —refunfuñó Matthew cruzándose de brazos, su expresión ofendida. 

Will se exasperó, sin entender la insistencia de Matthew.

—¿Por qué querría besarte en la boca? ¡Te vi comiendo tierra ayer! ¡Qué asco, estás contaminado!

—Ya te dije cinco veces que no era tierra, se me cayó mi chicle y lo estaba recogiendo. ¡Vamos, por favor! ¿O acaso prefieres que alguien más te bese? Sorprendentemente, eres más popular que yo. Escuché que Molly Foster, un curso menor que nosotros, dijo que eras lindo.

—No me importa 

Aunque no le interesaba y no deseaba formar parte de esa situación, en el fondo había pensado en el tema un par de veces, pero no estaba dispuesto a admitirlo.

Recibir un beso de una niña bonita sería, sin duda, agradable. Ellas solían oler bien y eran bonitas. En su mente, surgió la imagen de la pupila de Hannibal: su cabello suave, la piel tersa y esos labios rojos y suaves que había sentido más de una vez presionando contra su mejilla, dejando una leve marca roja de su labial y un sutil aroma a cereza. Al pensar en algo relacionado con Hannibal, la imagen del hombre se mezcló con la idea principal; Hannibal ocasionalmente le daba besos en la mejilla y frente, pero nunca un beso "real". Solo la idea de un beso de su parte hizo que su rostro se tiñera de rojo, y tuvo que apartarse de Para ocultar el rubor que había aflorado en su rostro, Will se alejó un poco de Matthew, esforzándose por mantener bajo control las emociones que revoloteaban en sus pensamientos.

Promesa Eterna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora