—Matthew, no puedes molestarte por eso. Ni siquiera es mi culpa —suspiró Will, caminando de regreso a su casa.
Matthew refunfuñó en voz baja, siguiendo el paso de Will con cierto resentimiento palpable en su actitud.
—Un mes, Will. No te vi por un mes y cuando vuelvo a verte, eres más alto que yo. No lo acepto.
—Solo son cinco centímetros de diferencia. Además, ¿qué tiene de malo que yo sea más alto? —gruñó Will, desafiante.
Matthew lo pensó por un momento, incapaz de encontrar fundamentos sólidos para su descontento. Finalmente, se pegó al brazo de Will, abrazándolo de manera afectuosa.
—Pensándolo bien, es bueno que seas más alto, más Will para mí.
Will suspiró, tratando de quitarse a Matthew de encima, pero el chico lo tenía aferrado como una sanguijuela
El ciclo escolar había comenzado apenas unos días después de que Will regresara de Luisiana. Durante su estancia en ese lugar, las únicas visitas que recibió fueron de su padre y de Matthew, quien iba a visitarlo dos veces al mes.
Si Hannibal se enteraba que Matthew fue a visitarlo, seguramente terminaría matando al chico, o tal vez primero a Will y luego a Matthew. Will decidió no indagar en esos pensamientos, prefería no profundizar en las posibles consecuencias.
Al llegar a su casa, Will se quitó los zapatos y dejó caer su mochila al suelo antes de dirigirse a la cocina en busca de un refresco. Se dejó caer en el sillón, mientras bebía su bebida. Su padre no llegaría hasta muy tarde; iba a ir a un bar con unos amigos y dijo que llegaría pasada la medianoche. La casa estaba envuelta en silencio, solo roto por el sonido ocasional de un automóvil que pasaba afuera. Will se sumió en sus pensamientos, dejando que la soledad de la casa ocupara su espacio y permitiera que su mente divagara libremente.
El estridente sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Con un quejido, se arrastró fuera de su cómodo asiento para atender la llamada.
—¿Hola?
—Hola, Will
La voz de Hannibal sonó del otro lado de la línea. Will sacó sus lentes del bolsillo de su camisa y se los puso
Le sorprendió que lo llamara. Últimamente, Hannibal había actuado extraño. Se notaba más tímido y nervioso, algo impensable viniendo de alguien como Hannibal. Desviaba la mirada, parecía querer evitar cualquier tipo de contacto físico. Básicamente, se comportaba como Will.
Seguía siendo amable, pero algo claramente había cambiado. Hannibal ocultaba algo. Había estado extraño desde que Will volvió de Luisiana.
Will seguía sin poder leerlo por completo, pero podía discernir algunas cosas. Hannibal no parecía enojado, más bien ansioso y nervioso; nunca lo había visto así.
Nada más había cambiado en Hannibal aparte de eso, pero Will no era ingenuo; podía interpretar las señales. Había visto suficiente televisión para reconocerlo:
Hannibal estaba enamorado.
La conclusión parecía correcta, y Will tenía claro quién era la receptora del amor de Hannibal. Había escuchado a Hannibal hablar por teléfono con una mujer llamada Bedelia, Hannibal también había compartido anécdotas con Will que mencionaban brevemente a una mujer desconocida. En ocasiones, Will incluso captó un sutil aroma floral y femenino en la masculina colonia de Hannibal durante sus visitas vespertinas
No había duda: Hannibal estaba enamorado de esa tal Bedelia.
El comportamiento de Hannibal y la presencia de esa mujer en su vida eran las únicas cosas que habían cambiado mientras Will se fue a Luisiana, por lo que debían estar relacionadas.
ESTÁS LEYENDO
Promesa Eterna
FanfictionHannibal Lecter es un niño que perdió todo lo que le importaba a una corta edad. Mientras intenta reconstruir su vida y atormentado por los fantasmas del pasado, es cautivado por un curioso infante. Will Graham acaba de mudarse a Francia con su pad...