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•El llamado del omega•

El omega lloraba y se retorcía de dolor en su habitación, su celo había llegado y estaba haciendo estragos en su cuerpo, sus ojitos hinchados eran muestras de las innumerables lágrimas que había derramado, su abdomen dolía y se sentía horrible.

Puchereo con los ojitos llorosos, ni siquiera el nido que había creado con las prendas de su alfa y su cachorro podía aliviarlo, el supresor que había tomado temprano no había hecho efecto, su cuerpo temblaba y su calor corporal había aumentado en gran manera.

— A-alfa — lo llamaba desesperadamente, pero era inútil, no había señales del alfa y tampoco creía que llegará en toda la noche.

Podía sentir la humedad en sus piernas, la cual Había ignorado completamente, su respiración era errática y temblorosa.
Era cerca de la medianoche, empezó a sentir los síntomas muy temprano, todo este tiempo estuvo esperando a Vegas, cada vez que el ruido de un auto se oía cerca corría a la ventana para ver si se trataba del mayor, pero siempre terminaba decepcionado al ver que era alguien más y no el de su marido.

— V-veg-as — lloriqueaba y se quejaba, se sentía mareado y abochornado, el dolor solo hacía que el llanto aumentara. Solo había una persona capaz de hacerlo sentir mejor, y le dolía que esa persona no quisiera estar con él estos momentos y él no era nadie para obligarlo.
Su labio inferior tembló, su lobo se sentía triste, sus manitas se dirigían temblorosas hacia su rostro con la intención de limpiar sus lágrimas, solo para que más salieran y se deslizaran por sus ya húmedas mejillas.

Se aferraba a una camisa usada del alfa, tratando de reemplazarlo con esta, o engañarse a sí mismo. Se sentía asustado y solo, jamás había tenido un celo tan fuerte como este, no sabía el motivo.

Sonrió con tristeza ante el recuerdo de la primera vez que paso su celo junto a su alfa, no hubo sexo, solo mimos y caricias, palabras hermosas y besos cariñosos, donde le demostró lo mucho que lo amaba, daría lo que fuera para que eso se repitiera, quería sentirse amado nuevamente.

Su Lobito lastimado aullaba llamando al alfa, pero como siempre su llamado era ignorado.

Con un poco de dificultad, debido a la debilidad en sus piernas, y el temblor en su cuerpo, logró ponerse de pie, y casi a rastras consiguió llegar a su objetivo.

Miro por la ventana el cielo hermoso y despejado, con una Luna radiante y enorme que iluminaba todo el cielo nocturno. Sorbió su nariz y se dejó caer al piso, sin despegar la vista de el hermoso Lucero.

— Luna... Y-yo no creo seguir soportando esto — sus ojitos como miles de estrellas brillaban a causa de las lágrimas — p-por favor, dame una respuesta, ¿llegará el día en que sea feliz? — Pete no entendía, porque Vegas era tan cruel con él, cuando se supone eran destinados, porque día y noche se empeñaba en lastimar su corazón — N-no dudo de tus indicios, sé que no te equivocas al escoger las parejas, p-pero, ¿por qué mi alfa me rechaza y me ignora — el omega sentía una horrible opresión en su pecho, su lobo lloraba al sentirse abandonado y olvidado.

Pete sentía que había fallado como omega, que su alfa se había decepcionado de él al no ser suficiente y estar a su altura.

Quiso levantarse, pero la poca fuerza que había tenido lo había abandonado, se impulsó hacia arriba tratando de ponerse de pie, pero nuevamente cayó al suelo, no le quedó de otra más que dejarse caer en el apoyo de la ventana.

Cerró sus ojos y dos gotas de agua se deslizaron por sus ojos, sin embargo estos no tardaron en abrirse al escuchar la puerta, abrirse de golpe y como un alfa entraba de repente con la respiración agitada, seguramente por haber corrido.

— V-vegas — fue lo único que pudo pronunciar.

Vegas podía escuchar el llamado de su omega, estaba en su oficina, pero un horrible sentimiento en su pecho no lo dejaba trabajar a gusto, sentía como que se ahogaba, como que el oxígeno escapara de su cuerpo

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Vegas podía escuchar el llamado de su omega, estaba en su oficina, pero un horrible sentimiento en su pecho no lo dejaba trabajar a gusto, sentía como que se ahogaba, como que el oxígeno escapara de su cuerpo.

Empezó a sudar helado, y su corazón a bombear desesperado, su pulso se aceleró considerablemente, era horrible la sensación que sentía, jamás le había pasado eso.

"¡Nos necesita, nuestro omega nos necesita!"

Vegas luchaba con todas sus fuerzas por ignorar al lobo, pero era imposible, no cuando este arañaba desde sus adentros por tomar el control. Estaba desesperado, podía escuchar el chillido de su omega, y se sentía tan impotente por no poder hacer nada.

Odiaba su parte humana, porque había dañado tanto a su omega, deseaba tanto estar con su mate en estos momentos y nada ni nadie se lo impediría.

"¡estúpido humano, nuestro omega está sufriendo ve con el ahora mismo! " Gruñó mostrando sus dientes.

Vegas sentía su respiración errática, cada vez se le dificultaba más la respiración, se levantó y abrió las ventanas con la intención de que el aire fresco entrara, pero para su desgracia esto no funcionó.

El chillido cada vez se volvía más débil alertando al alfa de que algo no andaba bien con su omega, solo bastó un momento en la que Vegas bajo la Guardia para que el lobo aprovechara y tomara el control mandando al humano muy dentro en su interior donde inmediatamente cayó en un tipo de sueño del cual no despertará en un largo rato.

Sin perder el tiempo corrió hacia el estacionamiento sin importarle dejar sus pertenencias dentro de su oficina, tampoco se fijó que debido a la prisa la puerta había quedado abierta. Tomó las llaves del auto y lo puso en marcha, en el camino se saltó varias señales de tránsito, pero tampoco le importaba, el alfa solo quería llegar con su omega y quedarse con él.

Sus nudillos se marcaban al apretar el volante, sentía que jamás llegaba y que el camino se había alargado.

La velocidad a la que iba no era legal, iba casi volando. Después de quince largos minutos llegó por fin a su destino, a velocidad de la luz bajó del carro y quitó el seguro de la puerta, subió corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación que compartía con el castaño, conforme se iba acercando olfateó el olor a celo, pero sobre todo el de tristeza.

La puerta fue abierta abruptamente y lo primero que sus ojos buscaron fueron a su pareja, encontrándolo tirado en el piso con su cabeza sostenida sobre la base de la ventana.

— V-vegas — Escucho la voz temblorosa del omega, sin embargo en estos momentos no se trataba de Vegas, si no del alfa quien había tomado el completo control

— V-vegas — Escucho la voz temblorosa del omega, sin embargo en estos momentos no se trataba de Vegas, si no del alfa quien había tomado el completo control

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no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora