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•Frialdad•

Vegas podía sentir los nervios instalarse rápidamente dentro de él, su pulso acelerado era nuestra de ello, después de que Pete había despertado después de haber sido sedado, Chan le había buscado diciendo que Pete quería hablar con él.

Debía admitir que no esperaba eso, Pete le había dejado claro que lo que menos quería era verlo, pero esta nueva actitud lo tomó por sorpresa, y aunque no quisiera un rayito de ilusión brillo dentro de él.

Pero no quería alegrarse, no se haría falsas ilusiones, porque sabía que llevaría las de perder, más que eso solo se armó de valor, preparándose mentalmente para lo que podría ocurrir.

Mantenía la mano sobre el cerrojo de la puerta, sin el valor de abrirla aún, suspiro y cerró los ojos buscando la forma de tranquilizarse, su inquieto lobo no estaba ayudando en nada, solo lo ponía más nervioso con su actitud, y es que su alfa estaba temeroso de lo que pudiera ocurrir, no negaba que compartía el sentimiento, pero al contrario de su lobo quería mantenerse fuerte, aunque no negaba que se le estaba haciendo muy difícil.

Podía escuchar los latidos alocados de su corazón, sus manos temblorosas y esa capa de sudor que recorría su frente, todo pintaba a que el alfa estaba que moría de los nervios.

Pero ya no quería ser un cobarde. No, el momento de afrontar las consecuencias de sus errores había llegado, por primera vez en su vida quería ser valiente, puede que lo que Pete estaba por decirle termine por destrozarlo y su lobo salga herido, pero es algo que simplemente no puede evitar.

Soltó el aire retenido en sus pulmones y abrió los ojos decidido a afrontar lo que sea que vaya a ocurrir.

La puerta se abrió, asomo su cabeza aun sin entrar buscando al omega, pero este ya no estaba en la cama, Pete se encontraba en el banquillo que quedaba cerca del espejo, Vegas lo miró detenidamente, Su cabello húmedo le indicaba que acababa de bañarse.

Entró y volvió a cerrar la puerta, se quedó unos momentos en silencio viendo la espalda del omega, a todas estas el mayor podía sentir que su corazón saldría de su pecho debido a la rapidez exagerada con la que palpitaba, incluso podía escuchar sus latidos.

Abrió la boca, pero ni una palabra salió de esta, su mente estaba en blanco, ni siquiera sabía qué decirle al omega sentado a unos pocos metros de él, tal vez Porsche tenía razón cuando le llamaba intento de alfa, en estos momentos se sentía de esa forma, y se avergonzaba de él mismo.

Sus piernas temblaban, tragó el nudo en su garganta, el momento había llegado.

— Pe-pete… —

— Creí que no aparecerías —

Fue interrumpido por el omega, inmediatamente este se dio la vuelta y se puso de pie, sus ojos no reflejaban emoción alguna, no tenían brillo y estaban opacos, su expresión era fría y sería, Vegas no podía creer que estuviera frente al mismo Pete, parecía una persona completamente diferente al que conocía.

— ¿Por qué no lo haría? — Agradeció que su voz saliera normal y no tartamudeó como lo hizo antes.

A comparación de la vez anterior, esta vez Pete se veía más calmado, no había gritos ni lágrimas, se veía neutro, como un muñeco sin emociones.

— ¿Qué querías decirme? — pregunto, aunque en realidad no deseaba escuchar la respuesta, pues ya podía imaginarse lo que Pete estaba por decir y no se sentía listo para escuchar eso.

Su lobo solamente retrocedió, queriendo desaparecer y no escuchar nada.

— Quiero el divorcio —

Fue rápido y sin rodeos, sin embargo, Vegas lo sintió como un gran golpe, como si le estuvieran estrujando el corazón de una forma cruel, deseando con todas sus fuerzas haber escuchado mal, haberse equivocado.

Sintió sus piernas débiles, algo que pocas veces sentía, una lágrima que demostró lo mucho que había sentido, escuchar eso, sabía que esto pasaría, pero ahora que lo escuchaba, la opresión en su pecho era demasiada, casi al punto de ser asfixiante.

Lo que no sabía es que aunque no lo diera a parecer, Pete también sufría, solo que él en silencio, había prometido ser fuerte, ya no sería el mismo omega llorón, en estos momentos solo quería que Vegas pagara todas las lágrimas que le hizo derramar.

— Tampoco quiero vivir contigo así que te daré la opción, o te vas tú o me voy yo — menciono sin mirarlo a los ojos — En caso de que decidas quedarte, me mudaré a la casa que me dejaron mis padres, y obviamente me llevaré a Venice conmigo — hablaba sin titubear, serio y frío  al igual que su mirada.

Vegas ya no quería seguir escuchando, quería salir corriendo, porque no se imaginaba vivir lejos de su familia, lejos de su omega, la simple idea le aterraba, su vista era borrosa, por primera vez se estaba mostrando débil ante Pete.

Bajo la cabeza, ya no soportaba seguirlo viendo, le dolía y partía el alma, saber que lo estaba perdiendo todo. Pedir una segunda oportunidad sería inútil, no la merecía, estaba bien que pagará todo el sufrimiento que provocó.

— Quédate tú, yo me iré — habló con voz baja y suave.

Pete seguía sin mirarlo, no quería ver esos ojos que una vez lo habían cautivado, no quería flaquear, por una vez en su vida quería ser fuerte.

Creyó que Vegas pondría resistencia, pero se llevó una sorpresa cuando esté simplemente aceptó sin renegar, como si en su interior ya se hubiera preparado para esto.

Con un poco de duda llevó su mirada al rostro de Vegas y fue cuando sintió una punzada en su pecho, sintió todo el sufrimiento que estaba callando el alfa, su marca pálpito e inconscientemente llevó su mano a su cuello, dolía y sentía que lloraría en cualquier momento.

Pudo escuchar un débil chillido, no supo si lo había imaginado, pero juraría que se trataba del alfa, fue ahí cuando su fría y sería mirada se suavizó.

¿Pero qué podía hacer? Quería dejar de ser débil, tonto y llorón, quería mantenerse fuerte, que todos vieran una faceta diferente de él, que todos los que se hubieran burlado y lo hubieran menospreciado, se arrepintieran de haberlo visto de menos.
Pero en el fondo, aún lloraba ese omega que quería ir y consolar a su alfa, decirle que no importaba lo que sucediera, siempre sería su omega, incluso si después de todo terminarán separados, abrazarlo a su pecho mientras le acariciaba el cabello.

 Negó, no podía ser débil y echarse para atrás, ya no podía seguir pensando en las otras personas antes que en el mismo.

— Entonces así será, tienes una semana para irte — pondría las cartas sobre la mesa — Puedes venir a visitar a Venice cuando quieras, no pienso negarte eso, pero cuando mi salud mejore, empezaré con los trámites del divorcio, será el mismo juez quien decida el asunto de la manutención — habló claro.

Vegas, quien se había mantenido en silencio, solamente asintió estando de acuerdo, ni siquiera tenía los ánimos y la fuerza para contestarle con sus propias palabras.

Sorbió su nariz, sin tener el valor de mirarlo a los ojos, no soportaría ver esa mirada llena de resentimiento, esa mirada vacía y seca, quizá seguía siendo un cobarde por no enfrentar las cosas como se debía y dar la cara, ¿pero cómo mantenerse fuerte con lo que había escuchado? Su omega le había pedido el divorcio y él no tenía más opción que aceptar que lo había perdido para siempre.

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no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora