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•Confesiones que duelen•

La primer bofetada impactó contra su mejilla derecha, sintiendo su piel picar por el ardor, sin embargo, no pensaba defenderse.

— !Eres un hijo de puta! ¡Pete esta como está por tu
culpa! — Porsche gritó sintiendo la ira recorrer todo su cuerpo, pero al mismo tiempo la tristeza instalarse en su corazón, lloraba y apretaba sus puños, queriendo matar al alfa de su amigo.

Después de todo, Porsche tenía razón, merecía eso y más, alguien que era capaz de lastimar a una persona bondadosa, tierna, amorosa y sincera como Pete merecía llorar lágrimas de sangre.

— ¡¡Tienes idea cuantas veces vino a mí llorando cada vez que te burlabas de él, mientras tú te revolcabas con ese hijo de puta, Pete lloraba y sufría!! — Porsche escupía las palabras con gran rencor y resentimiento.

Lo golpeaba liberando la cólera que sentía, pero por más que le daba sentía que no era suficiente.

Cada una de las palabras del omega se sentían tan ciertas, lo eran y Vegas lo había aceptado, podía sentir los golpes en su pecho, pero no era nada comparado al dolor que estaba sintiendo por dentro.

Kinn corrió para detener a su esposo — ¡Basta Porsche, ya fue suficiente! — lo tomó de las caderas alejando a su omega del alfa que no hacía nada para defenderse, solo recibía los golpes sin decir nada.

— ¡¡Suéltame Kinn!! — advirtió gruñendole, sin embargo, el alfa no obedeció, sabía que su omega daba miedo cuando se enojaba, pero tenía que tranquilizarlo, había tres cachorros arriba, los cuales podían escucharlos.

— Cálmate, si sigues gritando así llamarás la atención de los niños — se defendió el menor de todos los presentes, Porsche pareció tranquilizarse con la advertencia, esta vez quebrándose por el llanto, no podía creer que su amigo estuviera entre la vida y la muerte, no su pequeño Pete.

Kinn lo abrazó y consoló sintiendo como su cuerpo temblaba — N-no quiero que nada le pase — mencionó buscando refugio en los brazos del pelinegro, se preguntaba porque las personas de buen corazón eran las que más sufrían. Jamás había conocido a alguien con un corazón tan puro como el de Pete, alguien que pensaba en los demás antes que en el mismo.

— Todo estará bien, pete es fuerte — mencionó Kinn sobando la espalda de su esposo.

Vegas observaba la escena en silencio, solamente deseando abrazar a Pete de la forma en la que Kinn abrazaba a Porsche.
Tuvo muchas oportunidades para hacerlo y no las supo aprovechar.

Cuando el omega se tranquilizó volvió a mirar a Vegas, aun con lágrimas en los ojos y expresión molesta, pero volvió a tener su atención.

— Si Pete muere, ojalá te mate la culpa —

Ignoro eso último, recordando el verdadero motivo por el cual estaba ahí — Vengo por Venice — solo quería tener a su hijo entre sus brazos e irse pronto a su hogar.

— Kinn podrías ir por Venice por favor — pidió ya más calmado.

El nombrado lo miró con un poco de duda — Tranquilo, no haré otro escándalo — conocía tan bien a su alfa que sabía perfectamente lo que podía estar pensando.

Kinn le hizo caso a su omega y subió las escaleras para tomar al pequeño Venice quien veía tranquilamente una película infantil, siendo acompañado por los gemelos, siendo ajeno a lo que estaba pasando.

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no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora