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•Un plan arriesgado•

Pete sentía sus piernas flaquear, sin poder descifrar exactamente lo que en estos momentos sentía, una combinación de emoción y pánico, un sentimiento agridulce y nada agradable.

Se siente mareado y la inseguridad reina en su interior, incluso con el nombre de Vegas brillando en aquella pantalla, no se siente con el valor suficiente para contestar el teléfono, llámalo mal augurio o mal presentimiento, pero Pete no encontraba la fuerza para ponerle fin a aquel molesto sonido que aturdía sus oídos.

Hay un malestar en su estómago que le produce náuseas y no precisamente por el embarazo, su corazón galopando fuertemente y su respiración tan irregular y temblorosa, su rostro se encontraba tan pálido como si de papel viejo se tratara.

— Contesta Pete — la voz de Porsche lo regreso a la realidad y con ojos inundados de pánico miró a su amigo quien lo miraba con una preocupación palpable, el omega mayor no estaba muy convencido de que fuera Vegas quien estuviera detrás de la línea telefónica.

El nombrado tomó por fin el móvil entre sus manos temblorosas y frías, la incertidumbre invadía cada fibra de su cuerpo, pero aun así, sin poder evitarlo, una luz de esperanza nació en su interior, provocando que entre tanto miedo en su mirada naciera un brillo de ilusión.

Apretó el móvil el cual sonaba con insistencia y su lobo no podía estar más alerta y atento a lo que estaba por escuchar, tan ansioso, pero también temeroso como lo estaba el humano. Suspirando, apretó el botón de contestar y sintiendo como su pulso se aceleraba furiosamente, llevó el teléfono a su oído.

Bajo la atenta mirada de Porsche, su voz rompió aquel silencio que duró apenas unos segundos.

— V-Vegas... — es lo único que logra articular.

Se escucha una respiración y Pete pudo sentir sus vellos erizándose como reacción ante un sonido que sin explicación alguna le pareció desagradable.

Lamento decepcionarte dulzura, pero Vegas no puede atenderte, en estos momentos se encuentra indispuesto

Su voz fue tan áspera y seca que el omega sintió sus tímpanos rasgarse como si de fina tela se tratara, sintió como el aire escapaba de sus pulmones y su rostro mostró el pánico puro, como si acabara de ver un fantasma.

Sus piernas perdieron fuerza y cayó rendido sobre aquel sofá, el mar salado descendió por sus mejillas, sintiendo cómo algo se quebraba dentro de él, el corazón se le volcó en el pecho de una forma imposible de describir y el estómago se le enredó hasta quitarle el aire.

Esa no era la voz que anhelaba escuchar, no se trataba de Vegas diciéndole que todo estaría bien, que ya pronto estaría a su lado, al contrario, se trataba de su peor pesadilla e incluso podría jurar que en estos momentos se encontraba con una sonrisa siniestra en su rostro.

— ¿Por qué tan callado hermoso? ¿No era yo a quien querías escuchar? — Por Dios que Pete quería que se callara de una vez, sentía que se desmayaría en cualquier momento, las náuseas le apretaron el estómago de una manera insoportable.

— Q-quiero hablar con V-Vegas — Pete suelta sin pensar, solo dejándose llevar por los deseos que albergan su corazón, sin tener una idea o medir el enojo que su petición causaría al alfa.

Henry aprieta el puño y tensa su mandíbula, Pete seguía siendo igual de difícil, igual de ingenuo y tonto, pero esa actitud que tanto le molesta le daría la victoria seguro y no puede quejarse por eso, no cuando su plan estaba marchando a la perfección.

Todo lo que anhela y codicia lo tendría esta noche, obtendría su premio y lo disfrutaría a su antojo, y de una vez eliminaría aquel obstáculo que se hacía llamar Vegas theerapanyakul.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora