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•Cambio•

Sentía su garganta seca, la vista borrosa y un leve mareo que hizo que su cabeza doliera, miro hacia todos lados buscando una pista que le mostrará dónde estaba, pero en estos momentos estaba más desorientado que concentrado.

Llevó su mano a su cabeza, dolía y las náuseas no ayudaban en nada, más que eso lo estaba fatigando, apretó el puño y frunció el ceño, los recuerdos estaban llegando y como un huracán hacía estragos en su interior.

Su mente revivió una vez más el día del accidente, su cerebro trataba de procesar todo lo ocurrido, pero era demasiado, sentía que su cabeza explotaría, apretó los ojos, y su respiración no tardó en volverse errática, todo era un completo caos en su mente y corazón, las lágrimas ya se habían presentado y junto con ella los quejidos y sollozos.

— Tome, esto ayudará a que el dolor de cabeza disminuya — observó al alfa junto a él, se había presentado como Chan, pero Pete aún no confiaba.

Ni siquiera porque Porsche estaba a su lado, se sentía a gusto, tenía unos grandes deseos de salir corriendo, podía sentir una sensación asfixiante, como si cada vez le costaba más respirar, el color de sus ojos ya no tenía el mismo brillo, era como si hubieran perdido su luz, ahora estaban opacos y sin vida.

Porsche observaba al menor, la forma tan cohibida en que lo miraba como si no lo conociera, pero sabía que si lo hacía, pues antes lo había llamado por su nombre, supo que lo había reconocido, pero no explicaba el porqué este lo alejaba.

Se preguntó si estuvo bien haber llamado a Vegas, así como iban las cosas Pete, lo menos que querría sería verlo, quizá se dejó llevar por el momento, de todos modos no podría hacer nada, Vegas se enteraría, quiera o no.

Con una mano el omega tomó la pastilla y con la otra el vaso con agua, la tomó y se la volvió a dar al médico.

— Pete que bueno que estés de vuelta con nosotros —
Porsche dijo con una sonrisa, pero esta no tardó en borrarse cuando no vio ninguna reacción en Pete, al contrario, a este pareció no importarle lo que dijo.

— Venice quiere verte Pete, ¿tú no quieres verlo? — Dijo buscando la manera de animar al omega, pero lo único que consiguió fue que este negara desinteresado, eso le dolió porque sabía que el pequeño se pondría triste, pues él esperaba afuera para entrar y ver a su padre omega.

Pete en estos momentos no quería ver a nadie, quería estar solo, y hacerse a la idea de lo que haría, porque ya nada sería igual, algo dentro del castaño había cambiado, lo habían traicionado y se habían burlado de él.

Vegas lo había engañado, él siempre se había esforzado por ser un buen omega, para estar al nivel y altura de Vegas, muchas veces se humilló para agradarlo, sufrió y lloró por su frialdad y lejanía, pero ya no más, el mismo se había encargado de matar a ese omega que lloraba hasta altas horas de la noche, ese que lo esperaba sin importar la hora y lo cansado que estuviera, ese que solo agachaba la cabeza y se quedaba callado mientras el alfa lo pisoteaba.

Otra fuerte punzada en su cabeza lo hizo quejarse del dolor, al punto de empezar a afligir a Chan, ojalá esto no fuera lo que estaba pensando.

— ¿Cuánto tiempo tarda la pastilla en hacer efecto? — pregunto un preocupado Porsche, quien a pesar de saber que acababa de tomarla, no le gustaba ver a su amigo seguir sufriendo.

— Unos quince o veinte minutos aproximadamente —

Pete no les estaba poniendo atención. No, él solo quería que el terrible dolor de cabeza desapareciera, sentía que su cabeza explotaría si no se detenía, nada andaba bien, el omega lloraba y sus manos se mantenían en su cabeza tratando de aliviar el dolor, sus ojos apretados con fuerza y una expresión de sufrimiento.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora