53

1K 110 13
                                    

•Estaré ahí•

Abrió sus ojitos lenta y perezosamente, se encontraba boca abajo con su mejilla derecha aplastada sobre la almohada. Cuando sus sentidos se volvieron más claros pudo notar un olor familiar rodeándolo, eso logró hacer que despertara por completo.

Lo primero que escuchó cuando se encontraba más despierto fue el sonido de la regadera. Sintió su cuerpo cubierto por una sábana suave, se sentía tan extraña y diferente a la suya, estaba desorientado, comenzó a mirar para todos lados y el miedo empezó a recorrer cada partícula de su cuerpo.

“¿Dónde estoy?” Se preguntó a él mismo, su cabeza dolía y se sentía mareado. Entonces recordó, desde el momento que salió de su trabajo, hasta que se quedó completamente dormido a causa del cansancio.

Sus ojos se humedecieron, inconscientemente llevó su vista a su cuerpo, abriendo más sus ojos horrorizado al verse completamente desnudo, sus manos que sostenían las sábanas temblaban, lloraba y no precisamente por el dolor en sus caderas, lloraba porque había caído tan bajo al punto de llegar a esto.

Todo fuera más fácil si no recordara nada, que su mente estuviera en blanco, para su mala suerte su mente se empeñaba en recordarle todos los detalles, provocándole náuseas y ganas de golpearse, haciendo que la culpa lo envolviera más.

Se avergonzaba de lo que había hecho, ahora que tenía la mente clara, el arrepentimiento lo estaba golpeando como una avalancha. Sollozo, aun sin poder creerlo, quería que fuera un sueño, cerraba los ojos con fuerza, esperanzado a que solo sea una pesadilla, pero cuando los volvía abrir, de nuevo se encontraba en el mismo lugar rodeado de ese olor que ahora lo empezaba a marear y desagradar.

No quería estar ahí, no podía quedarse y esperar a Henry, quería salir corriendo, se levantó recogiendo su ropa del suelo, su cuerpo dolía a horrores, él no había sido nada cuidadoso, sus manos no lo habían acariciado, no le había dicho palabras lindas, o lo había llenado de caricias, no se comparaba a Vevs…

Sonrió sin gracia, una sonrisa donde lo único que reflejaba era su inestabilidad emocional, se consideraba una persona patética, todo esto lo había hecho porque pensó que se sentiría mejor, porque creyó que al despertar todo dolor se abría esfumado. Es muy tonto de su parte pensar eso.

“Ingenuo”

Se reprochó a él mismo. Incluso su ropa tenía su olor, sintió su vientre contraerse, quería vomitar, quizá eran los efectos secundarios del alcohol que aún estaba en su sistema.

Se sintió aún peor cuando vio las marcas en su cuerpo, mordió su labio ante la sensación desagradable, deseando borrarlas, se odiaba por ser tan débil de espíritu, por ser tan fácil de manipular, y tan fácil para engañar.

— Pete — fue inevitable que al escuchar esa voz sintiera un sentimiento de repulsión.

— Ya despertaste, me alegro… — lo miro de pies a cabeza, Pete ya se había vestido, pero aun así lo miro como un trozo de carne dentro de una jaula de leones — ¿cómo te sientes? — pregunto como si nada.

Pete lo miro serio y con la vista empapada en lágrimas, ver a Henry recién bañado y con el cabello y el cuerpo húmedo y solo con una toalla en la cadera no le hizo sentir nada en especial, en estos momentos no sabía cómo sentirse con respecto al alfa, quería alejarse de él, no verlo en varios días mientras aclaraba su mente.

— Me voy — dijo simplemente ignorándolo por completo.

— Porque tan rápido, aún podemos divertirnos — llevó su mano al hombro del omega, pero se sorprendió cuando este la volvió a alejar con un fuerte manotazo que resonó en toda la habitación, el alfa lejos de sentirse dolido por la acción del omega se sintió ofendido, sin embargo, supo controlarse y no cometió una locura.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora