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•Te grabé•

Pete entra al local con una sutil, pero sincera sonrisa, jamás hubiera apostado que las palabras de Vegas le traerían una seguridad enorme a su pecho.

Siempre fue un omega inseguro, fácil de lastimar y hacer sentir inferior, gracias a los comentarios malintencionados de las personas su autoestima había sido pisoteado y dañado, pasó dos largos años sintiéndose menos que los demás, creyendo que su opinión no valía nada, siendo desconfiado, débil, miedoso y fácil de engañar.

Pero ahora veía las cosas tan diferentes, tan positivas. Estaba bien tener miedo, después de todo no deja de ser un ser humano y todos han llegado a sentirlo alguna vez, no necesita hacerse el duro para convencerse y demostrar que es fuerte, solo tiene que ser una versión mejorada de él mismo, una donde no sea tan inseguro y desconfiado.

— Buenos días, Pete — Chay se acercó a él para saludarlo como lo hacía usualmente todas las mañanas.

— Hola, buenos días — devolvió el saludo igual de energético que el Beta.

— Vienés con todos los ánimos Pete, eso me alegra — Pete noto como Sami venía saliendo en dirección de los baños, la omega venía bostezando y arreglando su cabello.

— Al parecer tu no el castaño, dijo sin apartar la vista de la chica.

— Pues cierta persona no me dejo dormir anoche — la rubia miró al Beta, quien pareció hacerse el desentendido mirando hacia otra parte.

Pete pestañeo varias veces sin entender muy bien — vamos Sami no te pongas dramática, sabes qué oportunidades como esa no se ven a diario, además fuiste tú la que me llamó con la excusa de que tus padres saldrían y no regresarían en toda la noche, ahora te aguantas — el pelinegro se defendió y Pete no podía estar Más confundido… No es lo que se está imaginando… ¿O sí?.

— ¿A qué se refieren? — Pete entrecerró los ojos mirándolos sospechosamente, noto como la rubia se ruborizaba y bajaba la mirada, todo lo contrario de Chay quien simplemente tiró su cabello hacia atrás y sonrió ladino.

— Créeme que no quieres saberlo Pete —

El nombrado formó una “0” decidido a no preguntar nada al respecto, no se metería en los asuntos de sus amigos, aunque la curiosidad este ahí.

Dejó a sus amigos conversar a gusto y fue directo a los baños para ponerse el uniforme y zapatillas cómodas para trabajar. Chay no se equivocaba cuando decía que el día de hoy venía con todas las energías, decidió no darle tantas vueltas al tema de Henry, al menos no por ahora, porque lo único que eso ocasionaba es que sus ánimos caerán y las ganas de llorar aparecieran.

No, él ya había llorado mucho.

Quito su camisa y fue imposible ignorar la marca rojiza cerca del hueso de su cadera, al parecer producto del fuerte agarre del alfa, hace un gesto de dolor cuando pasa su mano y acaricia la zona, le duele y solo espera que todo rastro y marca de esa noche desaparezca para siempre.

Al igual que los recuerdos y heridas emocionales que sin duda quedarán en su memoria.

Niega con la cabeza, dando pequeños golpecitos en sus mejillas, no dejará que su actitud positiva se vea manchada nuevamente.

Se mira en el gran espejo, mirándose con cierta sorpresa, ¿en qué momento había empezado a ganar peso que ni cuenta se dio? Sonríe porque si antes se le marcaba el huesito de su cadera, ahora ya no mucho, o por lo menos no como antes.

Extrañamente, eso le causa felicidad. Pete recuerda las veces que hizo dieta, incluso fue al Gimnasio para deshacerse de los quilos sobrantes que según él lo hacían ver feo, pues ahora siente una gran dicha, pues poco a poco se iba recuperando y eso le alegraba, pues el Pete de antes estaba regresando.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora