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Familia•

Era de mañana y el omega preparaba el desayuno para su familia, su expresión lucía cansada y herida, sus ojos estaban hinchados por el llanto de la noche anterior, su mirada apagada y triste; pero eso no era obstáculo para que le dedicara una cáli...

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Era de mañana y el omega preparaba el desayuno para su familia, su expresión lucía cansada y herida, sus ojos estaban hinchados por el llanto de la noche anterior, su mirada apagada y triste; pero eso no era obstáculo para que le dedicara una cálida sonrisa a su pequeño hijo de cuatro años, su príncipe como él lo llamaba.

theerapanyakul Pete ocultaba su tristeza disfrazándola con esa falsa sonrisa, lo cual su pequeño creía sincera, pero cuando su cachorrito y su alfa dejaban la casa, esa sonrisa se quebraba reemplazándola por lágrimas las cuales no se molestaba en retener.

Su alfa, Vegas theerapanyakul un exitoso empresario de 28 años, se casó con él cuando tenía 22, y el 20, cuando Pete dio a luz a su bebé, fue un momento hermoso, el cual atesoraba, como uno de los mejores días de su vida, tener a su pequeño bebé en sus brazos, ver sus pucheritos y su carita toda rojita, sus puñitos cerrados era algo que para él no tenía precio.

Convertirse en padre le ayudó a madurar, Vegas también amaba a su bebé, lo consentía en todo y mimaba cada vez que tenía la oportunidad, el pequeño Venice era su adoración.

A pesar de que se casaron totalmente enamorados y seguros de dar ese paso, pues Vegas ya contaba con un buen trabajo, y se consideraba totalmente maduro, y ni mencionar a Pete, quien desbordaba amor hacia el alfa por los todos los poros.

El omega era uno de los más codiciados, con un cuerpo esbelto y hermoso, sus hermosas curvas dejaban a varios alfas babeando, sus rasgos finos e infantiles lo hacían ver inocente, muchos querían cortejarlo y dejar su marca en ese blanquecino cuello,

Sin embargo, él solo tenía ojos para el alfa pelinegro, y ojos color café siempre lo observaba a escondidas y dejaba notitas en su casillero en las que le explicaba la admiración que sentía hacia él.

Las cosas se fueron dando con el tiempo, cuando en una de esas notas Pete lo citó para que se conocieran el alfa, aceptó ir, pues tenía curiosidad de conocer al omega detrás de esas notas con excelente ortografía. Quedó maravillado cuando vio la belleza del menor, que simplemente la relación se dio y dio buenos resultados, pues ambos tenían mucho en común y se entendían a la perfección.

Pero ahora seis años después las cosas habían cambiado completamente, ya no quedaba nada de ese omega tan codiciado por el que todos se peleaban, ya no era tan Delgado, sus mejillas eran más rellenas, su cabello ya no era tan suave y sedoso, pues dar a luz había cambiado su físico.

Su matrimonio tampoco era el mismo, Vegas ya no lo miraba de la misma manera, sus miradas eran frías, ya no sentía el mismo calor que hace unos años, incluso había perdido la cuenta de la última vez que el alfa lo había tocado.

Dolía a la hora de renovar la marca, pues este no lo hacía en medio del acto, y eso lo lastimaba no solo física, sino emocionalmente, su lobo sentía el rechazo de su alfa, también él podía sentirlo, en su tono de voz, en su mirada, en su comportamiento, todo le gritaba que su alfa ya no lo amaba.

Por eso había estado llorando el día de ayer, Vegas llegó a casa a altas horas de la noche y lo ignoro completamente, ni un beso de buenas noches, ni una caricia, su lobo chillo lastimado y las lágrimas salieron sin su consentimiento.

— Papi, tengo hamble — la dulce voz de su pequeño llamó su atención.

— Ya casi está listo el desayuno bebé — le sonrió a su hijo, quien ya estaba sentado en la silla, con sus manitos sobre la mesa del comedor.

— Papi¿y papá Vevs? — preguntó curioso al no ver

A su otro padre en la mesa junto a ellos.

— Ya casi baja, pequeño se está terminando de preparar para ir a su trabajo — mencionó mientras preparaba los platos con las porciones de comida.

Pete preparaba el café de su alfa al mismo tiempo que la leche de su cachorrito, debido al trabajo de Vegas la despensa siempre se mantenía surtida de alimentos, leche, carnes, huevos, verduras, frutas, jugos, una gran variedad de quesos y cremas. Nunca le faltaba nada a la nevera.

Vivían cómodamente, su hijo era vestido con buenos conjuntos de ropa, Pantalón Jean, ternos, poleras, polos y camisas Y ni mencionar a Vegas quien compraba ropa de diseñador, sacos sumamente caros y poseía un auto hermoso.

Pero Pete, bueno, él era otro asunto, su autoestima bajó tanto que no usaba ropas elegantes, ya que creía que no se le miraban bien, gastaba solamente en sudaderas y suéteres cómodos.

— Tengo hambre, ¿ya está la comida?

Vegas bajó apresuradamente, totalmente arreglado, con su traje sin una arruga, pues Pete se había esmerado en que siempre luciera presentable.

— Si ahorita les sirvo — Pete miro de reojo a su alfa quedando más maravillado con lo hermoso que era, su cabello negro peinado formalmente, su traje negro que resaltaba más su piel clara, su corbata azul en su cuello haciendo juego con sus ojos, esa loción tan varonil que no se comparaba a su aroma natural, todo. Se sentía tan pequeño al lado de Vegas y eso lo ponía triste, quería que su alfa lo volviera a mirar con amor, quería sentir sus caricias nuevamente, sus besos, su tacto, su calor, sin darse cuenta, su lobo ya se encontraba cabeza Gacha por sentirse insuficiente.

 Se sentía tan pequeño al lado de Vegas y eso lo ponía triste, quería que su alfa lo volviera a mirar con amor, quería sentir sus caricias nuevamente, sus besos, su tacto, su calor, sin darse cuenta, su lobo ya se encontraba cabeza Gacha por senti...

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Nota: Hola, esta es la primera adaptación que estoy intentando crear. Espero que les guste mucho Confieso tengo miedo de publicar los capítulos porque no cuento con la autorización de la autora original. 😬

[Quiero agradecer a @bubblejinu por la hermosa portada) 🫂💙

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora