•Lo que alguna vez fuimos•
Era su última noche en esa casa, el alfa terminaba de preparar las últimas cosas de su equipaje, guardando algunos recuerdos que consideraba importantes y tenía que llevarlos a donde quiera que vaya.
Después de la pelea que había tenido esta mañana con Pete, no lo había vuelto a ver, ambos partieron a sus trabajos y no se habían dirigido la palabra desde entonces, Vegas necesitaba disculparse, no solamente por la pelea de esta mañana, sino por todo el daño que le había hecho estos últimos dos años.
No quería ser odiado por su omega, no quería que esto terminara así, pero tenía que sacrificarse, abandonar su hogar para que su omega y cachorro estuvieran cómodos.
No importa si era él el que sufría, haría lo que fuera para causar el menor daño posible a las personas que más amaba, ya les causó mucho sufrimiento, era hora de remediar parte de sus errores.
Vegas quería coger fuerza y valor, incluso de donde no lo tenía, porque aunque había accedido sin ninguna condición, estar lejos de su omega y cachorro le estaba doliendo.
Sería difícil para el levantarse en las mañanas, sin escuchar las risas de su pequeño, sin encontrarse con la imagen de su omega preparando el desayuno, llegar de su trabajo y encontrarse con una casa vacía, sin su niño que se tire a sus brazos y lo reciba con muchos besos, sin la cálida sonrisa de Pete.
Antes no supo valorar todo eso, ahora no tenía ningún derecho de anhelarlo y desearlo de nuevo cuando no lo supo cuidar.
Sonrió con profunda nostalgia cuando sacó las cartas que Pete le entregaba hace ya tantos años, habían estado muy bien guardadas en un lugar secreto. Jamás tuvo el valor de deshacerse de ellas, tenían un significado especial para él, ya que por medio de esos escritos conoció al omega que tanto le había dado, que lo amo sin condiciones, un amor tan puro y sincero.
Las había ordenado por orden de fecha, la primera llegó a sus manos el dos de marzo de 2013, esa mañana de primavera, cuando las flores florecían hermosamente sobre aquellos frondosos árboles. Fue algo verdaderamente extraño para él, ver aquel sobre de un tierno color rosa pastel dentro de su casillero, nunca nadie le había hecho algo parecido, más cuando pudo sentir un delicioso aroma a Manzana impregnado en él sobre, su lobo movió la cola emocionado, ese aroma los había cautivado a los dos.
Las cartas siguieron llegando, fue tanta la alegría con la que las recibía que cuando iba por la quinta empezó a verlo como una costumbre, siempre esperaba ansioso cada una de ellas, fue inevitable el deseo por saber quién era el omega detrás de esas cartas, porque si, él estaba seguro de que se trataba de un omega.Fue un 9 de julio del mismo año cuando la última carta llegó a sus manos, aquella fría mañana. No cabía de la felicidad, su lobo corría y sacaba su lengua sintiendo también esa felicidad, pues por fin conocería a ese omega que siempre alegraba sus mañanas con hermosas palabras escritas.
Las había leído y releído, y ahora que las tenía nuevamente entre sus manos fue inevitable el recuerdo. Cuanto daría por volver aquellos tiempos, donde aún no lo perdía, eran tan jóvenes en esa época, quizá un poco inmaduros, pero lograron crecer juntos.
Ahora, casi siete años después, él seguía siendo el mismo joven inmaduro, a sus 28 años había cometido tantos errores y estupideces, había arruinado su hermosa historia de amor, porque aunque no era perfecta, era sincera, fue hace dos años que por sus malas decisiones lo hecho a perder todo.
Y aunque era un hecho que estaba arrepentido, había cosas que simplemente ya no tenían solución, por ejemplo la confianza, había perdido la confianza del omega, que sin pensarlo confío en él tantas veces.
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no me deseches [Vegaspete Adap.] [En Edición]
Fanfiction¿Qué pasa cuando el alfa se avergüenza de su omega, rechazándolo día y noche? El omega se siente solo, no logra entender porque es dejado de lado por aquel quien un día le juró estar para él en las buenas y en las malas. ❝No me deseches Vegas theera...