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•Días tranquilos•

Sus párpados se abren perezosamente, la incomodidad de la luz lo aturde un poco, pestañea varias veces para acostumbrarse mientras traga con dificultad al sentir su garganta seca. Sus sentidos despiertan poco a poco y su visión ahora es más clara, su cabeza se mueve en todas las direcciones notando las paredes blancas y una máquina a su lado la cual hace un sonido suave.

Fue inevitable no recordar los sucesos anteriores, sus pupilas se dilatan al revivir la escena de un Vegas perdiendo el control, el dolor en su vientre y la maldad de Henry.

Se remueve asustado y el sonido en la pantalla se acelera al igual que su pulso, toca su vientre con algo de desesperación mientras le ruega a Dios que su cachorro siga ahí, tantea en todas partes y siente su vientre durito y abultado, puede sentir al bebé aun dentro de él, es una conexión la cual aún no se rompe y le da la seguridad de que sigue con él.

Suspira aliviado sin apartar su mano de su pancita, la máquina a su lado también parece calmarse.

En ese momento la puerta se abre y su mirada se ilumina cuando ve a Vegas ingresar, este al darse cuenta de que el omega ya está despierto sonríe en grande.

— Despertaste, ¿cómo te sientes? — camina hacia Pete y este solamente se pregunta cómo es que puede andar tan tranquilo después de haberlo visto con varios golpes en el rostro, su cara solo tiene algunos hematomas los cuales no se ven tan dolorosos como los recuerda.

¿Cuántos días habían pasado ya?

— Estoy bien, solo un poco mareado — contestó a su pregunta.

Vegas se sienta en un banquito a un lado del omega para poder tomar su mano y admirar su rostro más de cerca, deja un pequeño beso en el dorso de su mano para después perderse en esos ojos hermosos que lo miran inocentemente.

— Me alegra escucharlo, por favor dime si algo se te ofrece, ¿tienes hambre? ¿Sed? Quizás quieras ir al baño —

Me alegra escucharlo, por favor dime si algo se te ofrece, ¿tienes hambre? ¿Sed? Tal vez quieras ir al baño —

Pete sonrió — Tranquilo estoy bien...— sintió como el alfa acariciaba su dedito pulgar — Vevs, tus heridas, ya no están — no pudo callar su observación.

— Es curioso, de alguna forma curaron un 80% cuando deje que mi lobo tomara el control, cuando volví a ser yo más de la mitad de mis golpes habían sanado —

Las cejas del omega se elevaron ante el asombro, recordando ese preciso instante cuando Vegas había evitado que Henry lo tocara y le hiciera cosas las cuales él no quería.

— Gracias por cuidar de mí — el omega se sonrojó.

— Hice lo que tenía que hacer y lo volvería hacer si es necesario — su otra mano fue al pómulo del omega, ahí donde había un pequeño hematoma como evidencia del golpe que había recibido de parte de Henry, sintió mucha rabia la cual fue evidente cuando su aroma se intensificó y se volvió agrio, ese infeliz había lastimado a su esposo, lo había hecho llorar y pasar un mal momento, la muerte la tenía merecida, sin embargo, el desgraciado había tenido suerte, si Pete no se hubiera sentido mal sabe que no hubiera parado hasta matarlo, pero tampoco se arrepiente de nada, Pete está primero ante todo.

— Él ya no volverá a lastimarte — acarició su pómulo con su dedo, siendo delicado y suave — pagará todo el daño que te hizo, por el delito de violación, extorsión, privación de libertad e intento de homicidio fue condenado a cadena perpetua, yo mismo me encargaré de que se pudra en la cárcel — un suspiro lleno de alivio y tranquilidad escapo de los labios del omega, ahora podría salir a las calles sin el miedo de ser vigilado, podrá dormir tranquilo sin aquella aflicción de que sus sueños sean convertidos en pesadillas por aquel hombre sin corazón.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora