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•Arrepentimiento•

— ¿Puedo verlo? — pregunto Vegas.

El doctor observaba como los ojos de Vegas habían perdido brillo, sus pestañas húmedas debido a las lágrimas, su nariz roja y expresión vacía como si hubiera perdido toda esperanza.

— solo diez minutos, aún está siendo atendido — no pudo negarse ante el tono suplicante del alfa.

Lo guio a hacia la habitación donde estaba siendo atendido Pete, no sin antes darle el típico traje azul que se les daban a todos.

El doctor lo dejó solo y se marchó a seguir con sus otras obligaciones, Vegas mantenía la mano en el cerrojo de la puerta sin tener valor de abrirla, no estaba preparado para mirar el crítico estado de Pete, con qué cara lo enfrentaría, el omega no podría verlo, pero no soportaba toda la culpa que caía sobre él.

Sentía pánico y miedo, deseaba tanto que al cruzar esa puerta un bonito omega de mejillas sonrosadas lo recibiera con una sonrisa, esa típica que lo caracterizaba.

Cerró los ojos y suspiró hondo, no podía seguir huyendo, tenía que enfrentar sus errores.

Lentamente, abrió la puerta, sintiendo todo su cuerpo temblar y su respiración acelerada, lo que vio provocó que su corazón doliera aún más, simplemente y sin poder evitarlo se quebró en llanto.

Sollozos lastimeros salían de su boca los cuales no podía callar o controlar, las lágrimas salían como cascadas y podía sentir el doloroso nudo en su garganta.

Pete estaba conectado a varios aparatos, la máquina de oxígeno en su boca y su cabeza cuidadosamente vendada. Se veía tan mal, tan frágil como si cualquier movimiento en falso pudiera lastimarlo.

A paso lento camino hasta posicionarse cerca de la camilla, sus mejillas que antes estaban rosadas, ahora estaban pálidas sin color alguno, su respiración demasiado lenta y dificultosa.

— P-Pete, que te he h-hecho — mencionó entre sollozos, deseando con todas sus fuerzas que el que estuviera postrado en esa cama fuera él, y no alguien tan inocente y puro como Pete.

El arrepentimiento lo golpeó como una avalancha, como un balde de agua fría en un día de invierno, dolía y sentía un sentimiento asfixiante que le erizaba la piel, el omega que siempre lo había esperado en su casa, que siempre le había brindado una sonrisa sincera, que le había dado un hijo hermoso, que lo había enamorado con cartas anónimas, pero ahora era muy tarde, él merecía lo peor, tenía que pagar cada una de las lágrimas que cruelmente le provocó a su omega.

“Eres feliz ahora”

Por primera vez escucho la voz del alfa, pero esta se escuchó débil y sin ánimos como que ya no tuviera razón para seguir existiendo.

Vegas tomó la mano de Pete, esta vez se encontraba fría, la calidez se había ido, miro el rostro del omega notando algunos hematomas debido al impacto.

“Lo siento omega, ojalá algún día logres perdonarnos”

El Lobito de Vegas, sabía que todo estaba perdido, deseaba que Pete se recuperará y reiniciará su vida con alguien más que si lo sepa valorar, aunque eso signifique que se olvide de él, y eso cause que muera debido a la tristeza, pero por lo menos se iría feliz sabiendo que el omega también lo sería, se iría pidiendo a la madre Luna que en la otra vida los vuelva a juntar, porque a pesar de todos eran parejas destinadas.

Creyó que con marcar a Pete las cosas mejorarían, pero al contrario solo empeoraron, jamás quiso que Vegas lo tratara de esa manera donde le dijo todas esas palabras horribles.

— P-Pete… Mi lindo omega no sabes cuanto lo s-siento, todo esto es mi c-culpa… Pete no merezco t-tu perdón, n-ni siquiera soy digno d-de pedirlo, pero te suplico q-qué luches, no por mí, sino por ti, por Venice, tienes q-qué recuperarte, mereces vivir —

Vegas sostenía su mano, sintiendo la suavidad de esta, mirando la diferencia de tamaños, no pudo evitar pensar en la primera vez que lo había visto, esa ocasión cuando Pete lo había citado en aquel parque para que se conocieran.

Pete era y sigue siendo un omega tímido y un poco inseguro, en ese tiempo era el omega más codiciado, y entre tanto alfa él lo había escogido a él.

— L-Lamento no haberte sabido valorar… Lamento no comportarme como el alfa que merecías, Lamento haberte lastimado — sorbió su nariz — merecías algo mejor, y-yo… Lo siento t-tanto — su llanto se intensificó y dejó caer su cabeza en el vientre de Pete, abrazándolo y llorando desconsoladamente.

La tarde había caído, el sol se estaba ocultando, Vegas había pasado todo el día en el hospital, pero aunque le costara trabajo despegarse del omega, no podía olvidarse de Venice.

Ahora tenía que prepararse para otro duelo, tenía que explicarle a su hijo lo que había pasado con su padre, esto sería difícil, pero era algo de lo que no podía escapar, tampoco podía evitar.

¿Qué le diría a Venice? ¿Qué palabras debería usar para causarle el menor sufrimiento posible?

La verdad era un hecho que el niño sufriría, ante todo tenía ser claro con el pequeño, no podía mentirle, había una posibilidad muy alta de que se quedara sin padre, y esoVegas aún no quería aceptarlo.

No quería ser él el que le dijera la verdad, no se hallaba en valor, pero tenía que ser fuerte por él, tenía que asumir su responsabilidad y estar con el pequeño en estos momentos tan difíciles.

Su hijo era el que menos culpa tenía en todo esta situación de la cual él había sido el causante, no estaba seguro de poder mantenerse firme cuando viera la mirada llena de tristeza del cachorro, de poder mantenerse fuerte cuando vea las primeras lágrimas caer.

La conexión que tenía Pete con Venice era demasiado fuerte, incluso más que la suya, no sabía cuál fuera hacer la reacción de Venice, ya había borrado la sonrisa de Pete, no soportaría borrar la de Venice también. 

 

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no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora