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•Querido Pete•

A petición de ustedes les traigo esta pequeña actualización.

Tres fuertes y bruscos golpes se escucharon al otro lado de la puerta, sacándole un brinco debido al susto. Se encontraba en el sofá tomando chocolate caliente y abrazando una almohada mientras revisaba su celular.

De nuevo dos y tres golpes.

El omega se extrañó, ¿quién en su sano juicio saldría con este clima, en estos momentos quedaba bien quedarse en casa bien abrigado y siguiendo las indicaciones de las autoridades, ni siquiera su pequeño cachorro había despertado aún?

Al escuchar el insistente toque dejó a un lado la almohada y puso el chocolate caliente sobre la mesa.

Camino hacia la puerta, los toques no cesaban, al contrario, le daba la impresión que se escuchaban más desesperados y molestos.

— ¡Voy! — gritó lo suficientemente fuerte para que quien sea que estuviera afuera pudiera escucharlo.

Al abrir la puerta se llevó una gran sorpresa, se trataba de Tankhun, su expresión reflejaba angustia y pánico puro, su cuerpo temblaba a causa del frío que hacía afuera, su respiración agitada le indicaba que había corrido aunque su carro estuviera justo detrás de él.

— P qué haces, aquí — se vio preocupado por el estado en el que se encontraba el otro omega. Se hizo a un lado para que este ingresara.

— Pete, perdón por interrumpir a esta hora y en estas condiciones — entró mientras jugaba con sus manos en un claro gesto de nerviosismo, sabía que estaba tenso, sus movimientos lo decían todo.

— ¿Qué ocurre? —

— Oh Pete... — comenzó a llorar, Pete se afligió al verlo así — lamento decirte esto hasta ahora, t-te juro que quise decírtelo antes, pero sentía que estaría faltando a mi promesa, lamento que te enteres de esta manera, pero se ha salido de mis manos, Pete... — trago grueso — ¡sálvalo! ¡Por favor sálvalo! — soltó cada una de las palabras a una velocidad increíble, no tenían sentido, Pete no entendía.

— No sé dé que hablas — sus cejas se juntaron, había confusión en su mirada.

Por un momento Tankhun no supo qué más decir, no sabía de qué forma confesar una verdad tan grande como esa, pero no tenían tiempo, debían apresurarse antes de que todo fuera demasiado tarde.

Pete por su parte, comenzaba a sentir un horrible sentimiento, su corazón comenzó a martillar fuertemente, tanto que incluso llegó a doler.

— Vegas está muriendo —

Sintió como un balde de agua fría impactar contra su cuerpo, no le gustaba para nada ese tipo de bromas, eran de muy mal gusto, trato de ignorar la opresión que cada vez se volvía más fuerte en su pecho, su pulso se aceleró pero quiso ignorarlo.

No podía ser cierto, no lo era.

— ¿Q-qué? ¿Viniste hasta aquí solo para burlarte de mí? — Su voz tembló, no supo la razón por lo cual lo hizo, lo único que sabía es que de pronto comenzó a sudar helado y cada célula de su cuerpo inundarse de pánico y miedo.

De sus ojos comenzaron a brotar gruesas gotas de lágrimas, ¿por qué de pronto estaba llorando? Su rostro perdió color.

— Quisiera que esto fuera mentira, por mi vida que sí, pero no Pete, no lo es — lo tomó de los brazos en un movimiento de desesperación — Tienes que creerme, Vegas está muriendo al igual que su lobo, lleva sufriendo en silencio por semanas — vio como el menor parecía perdido, estaba en trance — ¡Reacciona! — lo sacudió, lo necesitaba cuerdo y con la mente clara y abierta.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora