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•sufrimiento interminable•

Al salir de la habitación, ya vestido y arreglado para presentarse en la empresa, el alfa miró de reojo la bolita que yacía escondida entre las sábanas Dándole la espalda. Pete había sentido la puerta del baño abrirse, pero no tenía el valor de voltearlo a ver, así que solamente se refugió en un montón de sábanas, como si estas fueran el escudo perfecto que evitaría su sufrimiento.

Su nariz y ojos estaban rojos e hinchados por derramar tantas lágrimas, sus labios también lo estaban solo que estos por haberlos mordido y maltratado tratando de callar los sollozos.

La opresión en su pecho había desaparecido, pero ahora en su lugar sentía un gran vacío, como si algo hubiera sido arrancado cruelmente desde su interior.

Vegas dio un último vistazo al omega, para segundos después salir por la puerta sin mirar atrás. Hoy era sábado, por lo cual no llevaría con él a Venice.

El alfa iba conduciendo su auto, y mientras lo hacía recordaba las palabras que le había dicho a Pete, en ese momento no se midió y le dijo palabras que ahora que las analizaba se arrepentía, fue un momento de enojo y se dejó llevar

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El alfa iba conduciendo su auto, y mientras lo hacía recordaba las palabras que le había dicho a Pete, en ese momento no se midió y le dijo palabras que ahora que las analizaba se arrepentía, fue un momento de enojo y se dejó llevar.

Haberle gritado e insultado mientras este aún estaba en celo fue algo cruel de su parte, su rostro bañado en lágrimas y herido ahora lo atormentaba, la forma en la que simplemente bajó el rostro y permitió que lo insultara sin siquiera decir algo para defenderse.

Solamente se quedó callado, indefenso e inofensivo, era como si el omega se hubiera echado toda la culpa él, y eso ahora le traía un poco de remordimiento y arrepentimiento.

Su lobo no estaba, no había posibilidad de que esos sentimientos vinieran de él, no entendía, quiso pensar que quizá era por el lazo, que ahora era más fuerte, se negaba a aceptar la realidad de las cosas.

Aflojó el nudo de la corbata, sentía como que el aire le faltara, una punzada dolorosa en su pecho lo hizo detenerse, abrió un poco la ventana de cristal para permitir que el aire entre un poco, respiraba con dificultad, y pequeñas y perladas gotas de sudor se deslizaban por su frente.

Cerró los ojos tratando de calmarse, no entendía nada de lo que le pasaba.

El pequeño sintió en su barriguita que ya era la hora de su desayuno, y al ver que no había nada en la mesa caminó hacia el cuarto de sus padres, Pete siempre le tenía desde tempranito sus pancakes y su leche recién preparada y se le hizo bastante...

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El pequeño sintió en su barriguita que ya era la hora de su desayuno, y al ver que no había nada en la mesa caminó hacia el cuarto de sus padres, Pete siempre le tenía desde tempranito sus pancakes y su leche recién preparada y se le hizo bastante raro que su papi no se haya levantado aún.

Se puso de puntillas y con un poco de dificultad sus pequeñas manitas alcanzaron la perilla de la puerta.

El cachorro vio un pequeño bulto entre las sábanas, suponiendo que era su papi Pete, quiso despertarlo de una manera juguetona y divertida, se puso en posición de ataque y sus pequeñas manitas se elevaron simulando garritas — Grrr — mostró sus colmillitos de leche dispuesto a lanzarse encima del omega.

Pete y él siempre jugaban a los depredadores, todo dio inicio por un traje verde de dinosaurio que el omega poseía, desde ahí ese se había convertido en su juego favorito.

Se lanzó encima del castaño y comenzó a reír y a carcajearse — Grrr bebé dino tiene hamble — decía divertido y entusiasmado, muchas veces había despertado de esta manera a su padre y este siempre le seguía el juego, pero al ver que esta vez no recibía respuesta del omega se extrañó.

— Papi despielta ya es de día — dijo destapando al omega de las sabanas.

— Papi… — su sonrisa se borró.

Pete estaba ardiendo en fiebre, después de haber perdido a su omega su cuerpo colapsó, su respiración era lenta, como si le costara respirar, sus ojitos se encontraban cerrados y las hebras castañas de su cabello se pegaban a su frente debido al sudor.

Venice no entendía que le pasaba a su padre, el cachorro comenzó a llamarlo a mover su cuerpo para hacerlo despertar, pero nada funcionaba.

Temblaba, pero su cuerpo sudaba, eso confundió más al niño, no podía ser frío, pues su cuerpo estaba ardiendo, parecía fuego interno el que tenía.

Asustado comenzó a llorar, su papi Vevs no estaba para ayudarlo y no sabía qué hacer, Pete se veía realmente mal, y temía que lo que hiciera solo empeorara más su estado, comenzó a sollozar más fuerte, en estos momentos odiaba ser un niño que no sabía nada, se sentía impotente.

Cuando la verdad él no merecía tener ese tipo de preocupación, un niño de cuatro años debería preocuparse solamente por jugar e ir a la escuela, no tener este tipo de preocupaciones que solamente le correspondía a los adultos.

Miro en la pequeña mesita de noche el teléfono móvil de Pete, sin pensarlo mucho corrió hacia ella y tomó el aparato, sabía cómo funcionaba, Pete muchas veces se lo había prestado para que jugara, y como todo niño curioso anduvo rondando por las otras aplicaciones una de ellas era la agenda de contactos.

No era difícil para el porqué a pesar de que aún no supiera leer cada contacto tenía una imagen.

Buscó la de su padre y marcó a su número, para Su mala suerte Vegas había dejado su celular en la Oficina, así que estuvo sonando, pero nadie le contestó.

Después de tres llamadas, las cuales no habían sido atendidas, siguió buscando entre las imágenes una foto que conociera hasta que encontró la de Porsche, sin dudarlo marco rezando que por favor el omega si le contestara, y a diferencia de Vegas Porsche le contestó al primer tono.

Pete

— Tío P- Porsche sollozo —

Venice pequeño, ¿estás llorando?

— T-tío Porsche, papi está mal, su cuelpo está caliente, y no deja de temblal — mencionó angustiado.

Voy para allá, tranquilo bebé todo estará bien —
Se escuchó el sonido que daba señal de que la llamada había finalizado.

El niño dejó el móvil en el mismo lugar y camino donde se encontraba su padre, recordó cuando él se enfermaba y su cuerpo se ponía muy caliente, Pete siempre ponía toallitas mojadas en su frente, si lo intentaba tal vez funcione, no podía quedarse sin hacer nada, tenía que intentarlo mientras Porsche llegaba.

Fue así como buscó unos paños limpios y las mojó con agua fría, la frente de Pete fue cubierta por estas, solo esperaba que funcionara.

Hola lamento mucho la demora 😩 estos días estuve muy ocupada y no tenía tiempo de actualizar, estoy de viaje y digamos que el lugar donde estoy no hay mucha señal entonces tampoco podía actualizar, pero aquí les traigo esta pequeña actualización 🙂

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Hola lamento mucho la demora 😩 estos días estuve muy ocupada y no tenía tiempo de actualizar, estoy de viaje y digamos que el lugar donde estoy no hay mucha señal entonces tampoco podía actualizar, pero aquí les traigo esta pequeña actualización 🙂

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora