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•Cruda realidad•

Vegas no sabía cómo explicar lo que estaba sintiendo, una semana había pasado desde que dejó su casa, gracias a la recomendación de Perth había encontrado un departamento cómodo y acogedor, más o menos lo que buscaba.

Vivir solo no era cosa fácil para el que se había acostumbrado tanto a la presencia de Pete y de su cachorro, apenas estaba conociendo lo cruda que era la vida sin su omega, y veía lejana la posibilidad de acostumbrarse. Primero tener que levantarse más temprano para preparar su propio desayuno, comer en una mesa vacía, sin la compañía de su cachorro y sin
Pete a su lado.

A cada momento se preguntaba ¿qué estarán haciendo? ¿Cómo le estará yendo a Pete en su trabajo? ¿Su cachorro ya habrá comido? Todos los días era el mismo debate mental.

Una casa vacía y fría como esa provocaba que cierto sentimiento de nostalgia se instalará en su pecho, llegar en las noches sin unos pequeños brazos que lo recibieran, las noches, se sentían más largas, decir que extrañaba el calor de Pete sería ilógico porque le daba la espalda y siempre lo ignoraba, pero entonces ¿por qué ahora se sentía tan solo sin él a su lado?

Jamás había experimentado la soledad de vivir completamente solo, y solo hasta ahora entendía lo difícil que era no tener a alguien a tu lado, alguien con quien platicar, alguien que te espere entre las sábanas, un cuerpo tibio con quien despertar en las mañanas, alguien con quien ver una película mientras comían palomitas.

El silencio que inundaba por las noches lo llenaba de angustia, la idea de quedarse solo para siempre le aterraba. Cuando su lobo aullaba por las noches llamando a su omega, deseando tenerlo nuevamente cerca de él, llamándolo para sentir su calor, su olor, ver su sonrisa y su cabello despeinado al despertar, pero como siempre el omega no respondía a su llamado.

Era el karma, La madre luna lo estaba castigando, sentía el mismo sufrimiento por el cual pasó Pete.

Ahora con ese sobre en sus manos, el dolor en su pecho aumentó considerablemente, sabía muy bien de que se trataba, no hacía falta ser adivino para saberlo, el sello en la parte superior le decía todo, pero aun así no sentía el valor de abrirlo, sus manos sudaban y temblaban.

No sabía desde cuándo había empezado Pete con los trámites del divorcio, pero ahora que tenía una cita del Juzgado de familia en sus manos supo que el omega no había perdido el tiempo.

Si esto es lo que quieres no te lo negaré

Recordó la promesa que hizo aquel día en el hospital, cuando Pete aún estaba delicado de salud y aún no despertaba, le había prometido que no le negaría el divorcio si es lo que quería, pero ahora simplemente no quería que ese día llegara, quería volver a ser egoísta y no dejarlo ir.

Pero no quería una relación tóxica, no quería amarrarlo, hacerlo sufrir más. Apretó el sobre entre sus manos arrugándolo por la fuerza ejercida al leer lo que decía, mordió su labio y esta vez no midió la fuerza con la que lo hizo, sintió el sabor metálico de su propia sangre al maltratar su belfo inferior.

Dejó que las lágrimas salieron, ya nada le importaba, después de todo ya estaba roto por dentro, su rostro volviéndose rojo mientras se dejaba caer al suelo y lloraba a mares, dejando que las emociones lo abrumaran y cegaran.
Jamás creyó que esto sería tan doloroso al punto de volverse una persona frágil y débil, sollozos y lamentos salían de su boca, sabía que este día llegaría, era inevitable, pero eso no borraba el dolor desgarrador que ahora sentía su corazón.

20 días

Veinte días para que su omega fuera libre y retomará su vida, sin la atadura de un hombre que no lo merecía.
Vegas deseaba que esa fecha jamás llegara.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora