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•Déjame apoyarte•

El viaje es extrañamente cómodo, la autopista está despejada y Vegas conduce en silencio. Ninguno de los dos ha dicho nada aún, quizá sea por la presencia de su pequeño hijo que los acompaña, muy ajeno a lo que pasa por la mente de los dos adultos.

Porque aunque no lo digan ni lo demuestren, tanto alfa y omega están más que perdidos en sus pensamientos y emociones.

Pete trata de disimular su nerviosismo mirando hacia la ventana tratando de distraerse con el paisaje, quiere mantener su mente ocupada y despejada, olvidar por un momento los últimos acontecimientos que lo aturden cada vez más.

No logra averiguar qué intenciones hay detrás de la repentina petición de Vegas, el que este se haya ofrecido a llevarlo al trabajo lo sorprendió en gran manera y que no se explique el porqué también lo preocupó.

Porque el brillo que vio en los ojos cafés de Vegas le erizó toda la piel, mandando una descarga eléctrica por todo su cuerpo, esa mirada que lo único que reflejaba era la determinación.

Sabía que cuando al alfa se le metía una idea a la cabeza no había fuerza en este mundo que lo hiciera cambiar de opinión, pero ¿por qué el alfa le pediría algo como eso? ¿Qué gana haciéndolo? Son preguntas que bombardean la mente del pobre omega.

Pete temía lo que fuera a pasar si Henry llega a toparse con Vegas, si el mayor lo que busca es enfrentarlo está más que seguro de que las cosas se pondrán feas y para ser franco no quiere presenciar una escena como esa. No, él lo único que desea es poder llevar una vida tranquila donde ya no se vea involucrado en problemas y que la causa principal esta vez sea él.

Quizá fue un error haber aceptado a que Vegas lo llevara, pero ahora ya no había marcha atrás, ahora lo único que le quedaba era rezar para que ambos alfas no se junten.

Un pequeño bostezo llamó su atención y miró a la personita que iba a su lado dándose cuenta de que Venice tenía su manita en su boca y sus ojitos se pusieron levemente llorosos, pestañeando varias veces, su expresión lucía cansado y adormilado.

— Sucede algo nene — le preguntó en voz baja, ahora también tenía la atención del alfa, el cual los miraba en silencio a través del retrovisor.

— Sueño — mencionó con un pequeño puchero y los ojitos casi cerrados.

Pete quiso acurrucarlo en su pecho para que durmiera un poco, pero ya no faltaba mucho para llegar al colegio, no dormiría nada de todos modos.

— Estamos llegando, no es hora de dormir — dijo y notó como su hijo fruncía más los labios casi pareciendo un patito enojado y se sintio mal, porque sabía que los últimos días habían sido bastante cansados para su cachorro, a veces le costaba dormirse por las noches, se levantaba temprano por las mañanas, las tareas también le quitaban tiempo y en algunos casos también horas de sueño, sin contar la frustración que causaba la separación de sus padres que inevitablemente había causado un
decaimiento en sus ánimos.

— Pero me duelmo — dijo restregando su ojito con su pequeña mano.

— Hablemos — esta vez fue el alfa quien habló, sus intenciones eran distraer a su hijo.

— Falta muy poco para tu cumpleaños, quieres algo en específico — los ojos de Venice se abrieron levemente tal y como lo había planeado su comentario, llamó la atención del pequeño Infante.

Veníce pensó unos momentos, analizando muy bien la pregunta de su padre.

Veníce no lo presumía, pero era un niño que siempre había tenido comodidades, ropa fina, zapatos, juguetes hasta para regalar, nunca se le negaba nada, siempre se le consentía en todo lo que pedía. Por eso por más que pensó y lo repensó, no encontró nada que anhelara y deseara, pues ya lo tenía todo.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora