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— Mírate nada más, ¿en serio eres el mismo Pete phongsakorn? Porque esto parece una broma — Sonrió con burla, el omega de Pete se escondió, no quería ser humillado, no enfrente de su cachorro.

— Tay, u-un gusto verte — No quería oírse nervioso y asustadizo, pero había fallado, pues su voz temblaba como si acabara de ver a un fantasma.

Habían pasado más de seis años, pero la rivalidad de parte de Tay seguía, y ahora que veía a Pete tan cambiado, lo estaba gozando, no quedaba nada de aquella vieja amistad, el omega se llevó una gran sorpresa cuando vio a Pete, quería burlarse en su cara.

— ¿Dónde quedó aquel omega que tantos suspiros robaba? — Elevó una ceja — Veo que tienes un hijo — Camino hacia pete aun sosteniendo la pequeña mano de Mia — Es bonito — Miro al pequeño que se aferrada al cuello de su padre.

— Recuerdas cuando eras así de bonito, hace años que Vegas te escogió a ti en vez de a mí, pero... ¿Dime Pete él no se ha arrepentido de su decisión? Porque podría apostar a que el pobre piensa que tomó la peor decisión de todas — Tay lo miraba con rotundo desprecio, Pete apretó su puño. No, él no permitiría ser humillado de esta manera frente a su hijo.

— Solo escúchate, das pena, peleando por algo que pasó hace ya muchos años, y que jamás podrás cambiar, Vegas es mi alfa, y estoy seguro de que tú también tienes uno, así que no te sigas rebajando a ese nivel junto a tu hija, ten aunque sea un poco de orgullo —  Pete no sabía de dónde había salido toda esa fuerza, esa voluntad para no dejarse humillar.

La mirada de Tay ardía de rabia, al principio había hecho el comentario sobre Vegas para saber si él se había quedado con Pete finalmente, pero ahora que lo comprobó se sentía decepcionado y un poco molesto.

Él no podía olvidar esa vez cuando le confesó su amor a Vegas, pero este lo rechazó diciéndole que ahora estaba saliendo con Pete, su amigo, su corazón se llenó de odio, y no se midió cuando le fue a reclamar al omega y diciéndole un sin fin de insultos.

"Eres un mal amigo"

"Te odio Pete"

"Crei que eras mi amigo, ojalá y te mueras"

"Vegas no merece un omega de clase baja como tú, seguramente cuando logre lo que quiere y te lleve a la cama, te botará como la basura que eres"

— Jajajaja Pete tú me das lástima porque no eres ni la sombra de lo que fuiste, seguramente Vegas se ha arrepentido de haberse casado contigo — dijo observando con coraje aquel anillo en el dedo anular de Pete.

El omega no pudo evitar sentir esa opresión en su pecho, porque después de todo Tay no se quivocaba, él había cambiado, y Vegas también, nada era como hace seis años, las cosas no eran color de rosa como en ese entonces.

Un sollozo escapó de la boquita de Venice, Pete captó eso al instante el pequeño lloraba, por la discusión de los dos omegas, se escondió en el cuello de su padre y siguió llorando, mientras se aferraba a Pete.

El castaño también quería llorar, pero no por lo que ijo Tay le había dicho, lo que le molestaba es que su cachorrito estaba siendo afectado por el comportamiento de ellos.

— No llores bebé, tu papi está bien — dijo sobando la pequeña espalda de Venice captando el temblor en el cuerpecito de su hijo.

Miro por última vez a Tay y lo miró enfadado, pero no seguiría con esa infantil discusión — Fue un gustó volver a verte Tay, cuídate mucho — dijo antes de darse la vuelta y salir casi corriendo con su hijo en brazos.

— Que pena no decir lo mismo — Pete alcanzó a escuchar eso último.

Se aseguró de irse lejos donde ni siquiera se sintiera el olor de Tay, se fue hacia un parque y se sentó en un banquito cerca de la sombra de un árbol, Venice aún seguía pegada a su cuello, y este podía sentir su piel mojada por las lágrimas de su cachorro, Pete solo quería ver esa sonrisa Chimuela que tanto amaba.

Destapó a su hijo y limpio sus ojitos, usaba sus feromonas paternales de omega para tranquilizarlo — bebé ya todo está bien, ¿quieres un helado? — Pete haría lo que fuera por ver a su hijo sn esa triste expresión en su rostro.

— papi ¿ese señol malo ya no dirá cosas malas de 
nuevo? — pregunto sorbiendo su naricita.

— No bebé, ese señor malo no volverá a molestarnos — acarició su cabeza, sintiendo la suavidad de su cabello castaño.

Pete compró un helado de vainilla para Venice y uno de menta para él, jugaron un poco hasta que la sonrisa de Venice volvió a escucharse, solo en ese momento Pete pudo estar tranquilo

Pete compró un helado de vainilla para Venice y uno de menta para él, jugaron un poco hasta que la sonrisa de Venice volvió a escucharse, solo en ese momento Pete pudo estar tranquilo

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no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora