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•Llegar a ti

(Especial de año nuevo) - Capítulo único.

Conducía a toda velocidad, como alma que lleva el diablo, saltándose varias señales de tránsito en el camino.

Podía ver rayos pintando el cielo y este volviéndose aún más gris a cada momento, no necesitaba ser sabio para saber que la tormenta que venía era peor que la de anoche.

Podía ver como las casas se iban volviendo más escasas conforme avanzaba y en su lugar había más árboles. Mientras más se alejaba de la ciudad, el olor de la naturaleza se volvía más intenso. Pete no tenía idea porque se dirigía a esa conocida dirección, solo sentía que debía ser así.

Era como si cada fibra de su cuerpo le gritaba que tenía que ir hacia ese lugar, incluso si su abrigo no lo protegía del terrible frío que lo hacía temblar, no se detuvo.

Existía una cabaña alejada de la ciudad rodeada de grandes y frondosos pinos, cerca de un hermoso e inmenso lago. Quizá fue por el significado que tenía dicho lugar para ambos que sus instintos lo empujaron hacia esta dirección, sentía que su alfa se encontraba ahí, lo presentía.

Fue en ese lugar donde Vegas le pidió que fuera su esposo, esa misma noche fue marcado y reclamado por su alfa.

Estacionó el auto en un área verde y plana, la cabaña estaba a unos pasos.

La lluvia lo sorprendió justo en ese momento, el cielo parecía llorar al igual que él, era como si de alguna forma estuviera reflejando su sufrimiento.

Comenzó a correr pisando algunos charcos de agua, su ropa pronto se empapó al igual que su cabello, su cuerpo sufría grandes temblores a causa de frío, los árboles eran mecidos con facilidad a causa de las grandes ráfagas del viento, los rayos iluminaban el oscuro cielo y los repentinos truenos le sacaban uno que otro susto.

Llegó a la cabaña y la azotó con fuerza, tenía miedo y las lágrimas mezcladas con lluvia no le dejaban ver con claridad, su corazón amenazaba con salir de su pecho debido a lo alocados que eran sus latidos.

- ¡Vegas! - gritó con todas sus fuerzas, aún existía la posibilidad de que el alfa no estuviera ahí y quizá solo estaba perdiendo el tiempo y se estaba arriesgando demasiado, no solo él sino también a su cachorro, sin embargo, siguió gritando.

- ¡Vegas!, ¡¿Estás ahí?!, ¡¿Me escuchas?! - joder incluso si estuviera adentro era imposible que le escuchará con ese sonido de la lluvia cayendo en el techo.

Golpeó la puerta desesperado y asustado, estaba solo, en la nada y con una peligrosa tormenta, no debería estar ahí, él debería estar en casa, bien abrigado y cuidando de sus cachorros, no tratando de abrir una puerta de madera vieja, mientras que su cuerpo tiritaba a causa del frío y el miedo.

Dio un último golpe tan fuerte que sus manos dolieron, pero la puerta se abrió y su cuerpo se vino hacia adelante cayendo de bruces al suelo, alcanzando a meter sus manos para persuadir el impacto, queda de rodillas y alza su vista.

Cuando vino a reaccionar ya se encontraba adentro.

Se levanta rápidamente del suelo y corre hacia la puerta para intentar cerrarla nuevamente.

Le pone el seguro y se da cuenta de que todo está a oscuras, su teléfono había quedado en el auto y no puede usar su linterna, camina sin tener una idea de donde dirigirse exactamente, pero una tenue luz en el fondo logra llamar su atención, agarrándose de las paredes camina hacia esa área con iluminación.

Se trata de una habitación, Pete la recuerda más que bien fue la misma que utilizaron esa vez.

La abre y se lleva una gran sorpresa al ver unas maletas sobre la cama, estas están abiertas y la ropa está regada, unas incluso se han caído, hay otras cosas en la mesa, una botella con agua, unas pastillas al parecer supresores por el color, a un lado de ellas un teléfono móvil.

no me deseches [Vegaspete Adap.]  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora