Año 4 - 44.

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—"¡Esto es indignante!"

Astrid golpeó el libro de D.A.D.A. que llevaba contra la pared más cercana ganándose unas cuantas miradas.

Mike Hallminster, que caminaba a su lado, soltó una leve risita.

—"No me lo puedo creer"—, la chica apretó el libro contra su pecho y miró al chico con el ceño fruncido. —"¿Te lo puedes creer?"

Desde luego, Astrid no podía.

El chico se había acercado a ella después del desayuno para charlar un rato y, mientras caminaban lentamente hacia clase, le había desvelado a la chica que el Quidditch se había cancelado por este año. Astrid estaba desolada por la noticia. Después de todo, era el cuarto año... el año en que Flint se había graduado. El año con el que había soñado desde que entró en el equipo. El primer año en el que tendría una oportunidad real de jugar como titular y no como una reserva enclenque.

Sin embargo, tuvieron que cancelar el deporte.

—"McGonagall nos dijo que es porque algo más importante va a pasar en el colegio, aunque se negó a decirnos de qué se trataba. Lizabeth, una chica de mi curso..."

—"¿Quién?"

—"Lizabeth Morgan, ya sabes".

Astrid lo miró pensativa, tratando de recordar de quién hablaba.

—"Pelo castaño corto. Salía con Pucey".

—"¿Pucey?" —Exclamó Astrid con los ojos muy abiertos.

—"Sí, ¿por qué?"

—"Oh nada, olvídalo",— secretamente Astrid había esperado que surgiera algún gran drama del asunto de Adrian y la hermanita de Bletchley, pero aparentemente el tipo había seguido adelante. Se preguntaba qué había ocurrido para que la relación se rompiera, pues recordaba haber bromeado con el chico hacia finales del curso anterior sobre la posibilidad de tener que utilizar el mismo método de persuasión para asegurarse un puesto en el partido de Hufflepuff. La pareja todavía se llevaba bien entonces. —"¿Qué decías?"

—"Oh. Eh, Liz me dijo que sus padres no paraban de hablar de una especie de torneo".

—"Torneo",— se burló Astrid; de vuelta a su humor amargo.

Se estaban acercando al aula de Astrid, así como el tiempo hasta que comenzaran las clases se estaba acabando.

—"Seguro que no va a ser tan malo".

—"Si el año que viene vuelven a cancelar el quidditch, o peor aún, colocan a Malfoy como capitán, lo juro por todos los dioses de ahí fuera que sí", —negó lentamente con la cabeza. El año no había empezado con muy buen pie y esperaba desesperadamente que mejorase.

Astrid pudo ver la figura de su nuevo profesor sentado en el extremo opuesto del aula, observando a los alumnos con su escalofriante mirada vidriosa. Astrid vio que el profesor la miraba fijamente desde fuera y se apresuró a apartar la mirada.

No tenía ninguna intención de provocar al hombre, que era conocido por ser un ex auror. O la intención de siquiera ser notada por él.

Astrid sabía que no había hecho nada malo, pero la forma en que el profesor miraba a todo el mundo -inspeccionando, escudriñando- le daba la impresión de que, de alguna manera, con ese extraño ojo suyo, miraría a través de ella y descubriría algo que ella ni siquiera sabía que estaba allí. Era como una sensación constante del pavor que sientes cuando tus padres te dicen que tienen que hablar contigo de algo. Sabes que no has hecho nada, pero de repente temes haberlo hecho.

Sólo eran niños [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora