Año 5 - 128.

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"No, no, no, no, no", Ninomae se paseaba por el cuarto de baño, recorriéndolo de un lado a otro. Su pelo se había desordenado mucho más de lo habitual, ya que la chica no dejaba de tirar de sus raíces, moviendo continuamente la cabeza en señal de desacuerdo. "¡No, no puede ser! ¿No puede ser? No puede ser. Mamá y papá me lo habrían dicho si fuera adoptada. ¿Verdad? Me contó lo del mortífago, no ocultaría un hecho tan pequeño como que soy adoptada, ¿verdad?".

Draco se limitó a observar su rostro suplicante, incapaz de decir una sola palabra. Estaba seguro de que ambos sabían la respuesta.

"¿Verdad?", exclamó de nuevo la chica, deteniéndose en seco un poco lejos de él. Uno de sus pies golpeaba el suelo. "¡Dime que le estoy dando demasiadas vueltas a esto!".

Draco se mordió el labio inferior casi con culpabilidad.

"¡DI ALGO!"

"Ninomae..." en el instante en que el sonido salió de sus labios, Ninomae se dio la vuelta, arrugando el rostro casi como si le doliera.

"No..."

"Ninomae, creo que eres adoptada".

"¡NO!", se dio la vuelta para mirarle. "¡Eso no es lo que quiero oír! Eso no es lo que se supone que tienes que decir". Ninomae reanudó su paseo con nueva furia.

"Es el último descendiente de Slytherin...".

"¡No! No lo es", volvió a detenerse la chica. El sol había bajado por el horizonte. Un azul suave se transformaba en un naranja ardiente. "Debe haber... Mi padre debe ser otro. Aunque dijo... ¡No! No, no... Yo no... no puedo ser... yo..." Ninomae gimió con fuerza, se acercó a la pared más cercana y la golpeó continuamente con la mano. "No", se apartó de ella, mirándole con determinación a los ojos. "Estoy dándole demasiadas vueltas a las cosas. Kruz Raidlly es la hija. Lo sabemos desde hace un montón de tiempo". Levantó las manos en el aire, con la voz chillona. "¡¿QUIÉN LLEVA UN COLLAR DE CALAVERAS POR VOLUNTAD PROPIA?!?" Ninomae sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco. "¿Verdad?"

Draco negó lentamente con la cabeza. Llevaba mucho tiempo obsesionada con demostrar que era Raidlly y ahora Draco se preguntaba si en el fondo había comprendido que podría haber sido ella todo el tiempo.

"Obviamente. De hecho", Ninomae giró sobre sus talones, dirigiéndose directamente hacia la puerta del baño. "Voy a decírselo a Dumbledore ahora mismo. Es una amenaza".

"¡Ninomae, no!", gritó él, pero ya era demasiado tarde. Ya se había ido.

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Sus golpes eran frenéticos. Sus pensamientos se agitaban aún más frenéticamente. Astrid nunca había estado en el despacho del director y estaba segura al 75 % de que era la puerta correcta, aunque a juzgar por las miradas que le dirigían los alumnos que pasaban, parecía que también podría haber estado llamando a la puerta de un armario de suministros.

La puerta se abrió lentamente, dejando al descubierto una escalera de caracol. Astrid no estaba del todo segura de adónde la llevaría, pero en ese momento no podría haberle importado menos aunque hubiera sido una especie de trampa, porque, como se había dado cuenta, las escuelas de magia no tomaban medidas de seguridad para sus alumnos. Ella no podría haber pensado en todo eso, porque su mente estaba ocupada con asuntos e imágenes mucho más importantes.

Sólo eran niños [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora