Año 5 - 95.

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Habían pasado dos horas del toque de queda cuando Draco y Astrid se encontraron en la sala común.

Media hora más tarde habían logrado salir de la escuela.

Astrid había visto antes la luna con tintes amarillentos, pero nunca en su vida la había visto tan amarilla. Era grande, llena, brillante y parecía casi otro planeta. Se quedó boquiabierta al verla y el chico la llamó tonta, ocultando que estaba tan hipnotizado como ella. Apretándose los abrigos de invierno, los dos se arrastraron en la oscuridad de la noche hacia el jardín que había detrás del invernadero.

La profesora Sprout, a diferencia de Astrid, era profesora y especialista en Herbología, por lo que sabía perfectamente cómo cuidar de las plantas. Incluso ahora, en pleno invierno, con grados negativos mordiéndoles las narices, las plantas del jardín encantado seguían creciendo y floreciendo. El fluxweed que habían venido a recoger parecía tan fresco como siempre.

Draco y Astrid ya habían comenzado con la parte más larga de la elaboración de la poción de polijugos: el cocimiento de las moscas del cordón. El proceso duraría veintiún días y no había mucho que hacer antes de que lo terminaran. Nada más que recolectar los otros ingredientes que necesitarían. Como la fluxweed que habían venido a recoger durante la luna llena.

—"Lo intenté", — suspiró Astrid, agazapada frente a los surcos, mirando por encima de las plantas y tratando de encontrar una que se ajustara mejor a la descripción. — "Pero era imposible sacar el tema de la hija sin parecer sospechosa. Pasé toda la tarde con Hermione, pero lo único que averigüé es que su afición por los libros es aún mayor que la tuya."— Miró hacia atrás, mirando al chico de pie de arriba abajo burlonamente y con el labio ligeramente levantado en señal de disgusto. —"Lo cual dice mucho".

Sonrió al ver cómo su nariz se fruncía en señal de desacuerdo y se volvió hacia las plantas. Observando las plantas y viendo que nadie se había agachado a su lado, volvió a mirar hacia atrás.

—"¿Vas a quedarte ahí parada?",— le espetó a Malfoy, que permanecía con los brazos cruzados. — "Fluxweed no va a saltar de la tierra por sí sola, ya sabes".

—"Sácala tú",— refunfuñó el rubio platinado como si fuera lo más obvio.— "¿Por qué iba a hacerlo?"

—"Khem",— tosió sorprendida.— "¿Por qué iba a hacerlo?"

—"Porque..."

—"Bájate."

—"No, porque..."

—"No quieres saber lo que pasará si terminas esa frase".

Draco miró atentamente a Ninomae y vio la forma en que inconscientemente había cogido su varita. El aire frío le ayudaba a sentirse más a gusto que de costumbre y, por una vez, el chico no buscaba una discusión y sólo quería volver antes al interior.

Se agachó junto a ella, con cuidado de no deslizar la punta de sus zapatos en la tierra. Después de todo, eran caros... Después de echar un vistazo a las plantas, señaló una que sabía que era fluxweed. Astrid le dirigió una mirada que delataba que hablaba en serio antes de poner los ojos en blanco y desplazarse por el surco para coger la planta que le había indicado.

—"La próxima vez que salgamos me pondré tacones altos y un vestido de gala para que puedas hacerlo todo por mí".

—"En ese caso, me pondré mi mejor traje de gala, el chaleco blanco y me compraré unos zapatos blancos".

Sólo eran niños [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora