Sólo eran niños [Draco Malfoy]

Año 2 - 1

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La escuela nunca había pasado tan rápido para Astrid como ese primer año. A pesar de las divagaciones de Malfoy, los lloriqueos de Daphne, las maldiciones de Maggie y las miradas de Pansy, en realidad lo disfrutaba.

A Astrid le encantaba hacer magia y, a medida que iba descubriendo más cosas sobre el mundo de los magos, empezaba a sentirse más triste por no haber crecido en él. Sus compañeros sabían mucho más que ella, ya que algunas cosas les resultaban más naturales, mientras que a Astrid le costaba. Aunque la mayoría de las veces Hermionie y sus excesivos conocimientos resultaban molestos, Astrid a menudo deseaba parecerse más a ella.De alguna manera Hermionie había conocido el mundo mágico tan poco como Astrid antes de que recibieran sus cartas, pero iba mucho mejor en las clases que ella.

Astrid se estremeció al recordar aquellas horribles primeras semanas, en las que había sabido tan poco de las brujas y los magos que resultaba francamente doloroso. Sobre todo entonces, cuando ni siquiera sabía quién era Quien-tú-sabes. Lo cual es irónico...

Zabini había mencionado a Quien-tú-sabes como referencia una mañana durante el desayuno, cuando la curiosidad de Astrid se había apoderado de ella.

—"Ese tal Voldy no puede ser tan malo",— había dicho mientras toda la mesa de Slytherin se quedaba en silencio.— "Hitler era malo y aprendimos sobre él en el colegio. Este tipo no puede ser tan importante si no nos enseñan sobre él".

Nadie sabía quién era Hitler y ese comentario les entró por un oído a todos y les salió por el otro. Lo que sí oyeron fue que Astrid era tan tonta como para no saber quién era Él y eso bastó para hacerlos estallar. Todos empezaron a reírse y Astrid nunca se había sentido tan mal. ¿Cómo podía saber el alcance de la maldad de Quien-tú-sabes si nunca había oído hablar de él? Sin embargo, los Slytherin no lo entendían y ella fue el centro de la mayoría de las burlas durante más de un mes. Malfoy nunca se había sentido tan poderoso como aquellas terribles semanas. Incluso Daphne dejó de hablarle durante un tiempo alegando que eso era un suicidio social.

Esas habían sido las peores 7 semanas de su vida hasta el momento y estaba más que feliz de haber superado ese estado ahora.

—"No te vas a creer lo horrible que fue el midsumball anual",— exclamó Daphne cuando entraron en sus dormitorios. Los mechones rubios dorados de la chica rebotaban de un lado a otro a cada paso que daba. Sus ojos azules brillaban con una excitante molestia. A Daphne le irritaba el recuerdo, pero le entusiasmaba hablar de ello.

Todas sus pertenencias ya habían sido llevadas mágicamente a su habitación, por lo que no tenían que preocuparse de cargar con sus cosas (lo que, de hecho, probablemente habría sido prácticamente imposible; se había convertido en la alumna favorita de Dumbledore antes de conseguir llevar con éxito sus cosas hasta las mazmorras sin perder el equilibrio por lo pesadas que eran las bolsas y rodar por las escaleras hasta su inevitable muerte). Hacer la maleta para el curso había sido tan horrible como la primera vez que lo hizo. Decidir qué necesitarías era una cosa. Luego colocar todas esas cosas en dos o tres maletas era una tarea completamente diferente y terriblemente complicada. Le había llevado más de diez minutos y a su madre y a su padre sentarse sobre la maleta más grande para poder cerrarla.

Este verano Astrid lo había pasado en casa. Cuando el mayo anterior Daphne había estado quejándose constantemente a Astrid sobre el baile al que debía asistir en verano, Astrid le había preguntado si podía acompañar a Daphne. Le había dicho que era para hacerle compañía, pero en realidad Astrid nunca había asistido a un baile, y menos a uno mágico. Y había sentido mucha curiosidad por saber cómo sería. Pero para su gran disgusto, Daphne se había negado porque Astrid simplemente no era una sangre pura. Había bromeado con que sería una deshonra para su familia si traían a una mestiza, pero Astrid se había ofendido mucho porque sabía que la supuesta broma era simplemente toda la verdad.