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¡UN GOLPE!
Un chillido de violín muy desafinado.
Y risas.
Astrid se llevó la mano a la cabeza, frotándose el lugar donde acababa de recibir el golpe con la bolita de plástico. Lentamente, giró la cabeza para mirar a las dos, Tracey y Rosier, que se revolcaban en la cama de Rosier entre risas incontrolables.
A Astrid no le hizo ninguna gracia. Las otras dos se lo estaban pasando como nunca, prácticamente sin aliento.
Tracey y Rosier habían decidido colaborar en aquel artilugio aparentemente inútil. Una vez que golpeara la cabeza de alguien, emitiría un chirrido de violín derrotado (grabador de Tracey) y luego haría girar estrellas alrededor de la cabeza del objetivo (obra de Rosier). Astrid era, como siempre, con la que se probaban todos los experimentos.
—"Me caíais mejor cuando las dos os limitabais a leer", — refunfuñó Astrid, apartándose de las dos, todavía frotándose el punto doloroso de la parte superior de la cabeza.
La muchacha miró por la ventana, hacia el Lago Oscuro y volvió a su estado anterior de trance pensativo.
El tiempo seguía pasando y Astrid seguía sin poder averiguar nada sobre su padre.
La chica le había preguntado a Daphne, quien, como era de esperar, tampoco sabía nada.
Malfoy obviamente tampoco, pues Astrid estaba segura de que el chico habría venido presumiendo de saber más que ella. Y otra carta de súplica a su madre sólo había sido respondida con un "no, pero nos encantaría saber cómo te ha ido".
A lo que Astrid había arrancado una esquina de la misma carta y había respondido con un "no". Lo que inevitablemente había puesto fin a todo el diálogo con sus padres.
A Astrid le faltaban ideas para conseguir la información que ansiaba.
El mejor atributo de la chica siempre había sido su poca labia y convencer a la gente con palabras. El único problema era que no sabía cuándo y cómo utilizarlas.
Astrid se devanaba los sesos pensando en todos los momentos en los que había captado la más mínima información. Había sido cuando su padre estaba molesto o se había reunido con algunos de sus viejos conocidos. La mayor cantidad de información que había recibido fue cuando su padre había hablado con Malfoy de tú a tú. Y al parecer, sólo entonces los dos se habían sincerado sobre su conflicto. Si hubieran estado los dos solos, seguramente habrían hablado o más bien se habrían peleado.
Y entonces, al igual que con el pequeño objeto momentos antes, se dio cuenta de algo. Sólo que esta vez no eran estrellas dando vueltas alrededor de su cabeza, sino una bombilla encendiéndose en lo alto de la misma.
Astrid iba a escribir una carta a Lucius Malfoy PERO como si la hubiera escrito el mismísimo Eric Ninomae.
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—"¿Hiciste qué?"
—"¡Sí, Daph, le escribí una carta a Lucius Malfoy y ahora voy a averiguarlo todo!".
Las dos chicas caminaban lentamente hacia Hogsmead, apenas habían salido de los terrenos del colegio. Había muchos estudiantes caminando con ellas, ya que todos habían sido liberados de la escuela al mismo tiempo, por lo que Astrid mantuvo la voz baja.
—"¿Por qué crees que funcionaría?"
—"Porque te digo que cree que es de papá. Puedo apostarte 10 galeones a que la carta va a volver y él estará gritándole blasfemias a mi padre diciéndome todo lo que he deseado averiguar."
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Sólo eran niños [Draco Malfoy]
RandomEl chico que no tuvo elección y la chica que se equivocó. Certeza y precisión era lo que Draco Malfoy había conocido durante toda su vida. La incertidumbre era lo que a Astrid Ninomae siempre le había gustado buscar. Donde Draco era una tormenta d...