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Astrid supuso que sus ojos entrecerrados significaban que, después de todo, su deseo de arrojarla a la cama no había salido por la ventana, cuando sintió que el chico hacía precisamente eso. Apenas se le había escapado una risita divertida, con la boca abierta para reírse del chico y de su impaciencia, cuando fue rápidamente cortada. Con una mano junto a su cabeza y la otra agarrándole el cuello para apretarla más contra el colchón de la litera desocupada del dormitorio de los chicos, se agachó entre sus piernas y apretó los labios contra los suyos con avidez.
Las piernas de ella rodearon el torso del chico, permitiéndole acercarse un poco más, y ella le rodeó la nuca con las manos, aferrándose completamente a él y apretándolo aún más contra sí, igualando fácilmente su ansia. Dejó escapar un pequeño gemido cuando ella le presionó la espalda con los talones, intentando acercar su cuerpo, y fue a hacerlo de forma que no se desplomara totalmente sobre ella.
Un suspiro tembloroso se escapó de sus labios cuando él le soltó el cuello y la mano recorrió el lado izquierdo de su cuerpo, uno que siempre le había parecido extrañamente más sensible que el otro, hasta el dobladillo de la camisa, bajo el cual deslizó la mano para apretar el costado de su cintura. Sus labios se separaron de los de ella y Astrid gimió y arqueó la espalda cuando Malfoy le mordió la piel del cuello y, al mismo tiempo, le apretó la cintura.
Disfrutando del continuo ataque en su cuello, Astrid dejó que sus manos cayeran de donde habían estado sosteniendo la parte posterior de su cabeza, para extenderse libremente sobre su espalda. Con la parte superior de la cabeza justo bajo su nariz, aspiró su celestial olor, incapaz aún de averiguar a qué le recordaba exactamente. Lo único que sabía era que le encantaba. Eso y la forma en que sus labios parecían devorar su piel.
El aumento de todos sus sentidos -el tacto, el olfato, el gusto... todo menos la vista, ya que sus ojos eran algo que no podía mantener abierto por mucho que él lo intentara- libró a su cuerpo de la insensibilidad que podría haber sentido por el alcohol, aumentando rápidamente los niveles de testosterona en su interior.
Su mano se deslizó por debajo de la camisa y subió. Ella esperaba volver a sentir la presión en el cuello, pero se dio cuenta de que su mano se había detenido más abajo. Sus dedos tantearon el botón superior de la camisa y la respiración de Astrid se entrecortó un poco. Los dos se habían besado muchas veces, pero ahora que lo pensaba, Astrid se daba cuenta de que él nunca la había visto sin camisa. Por un instante, Astrid se arrepintió de haberse quitado antes el crop-top, porque ahora, si él le abría la camisa, se encontraría directamente con la imagen de ella en sujetador. Sólo ese pensamiento hizo que su corazón se acelerara.
De repente, sus labios volvieron a los de ella, dejándola sin aliento aún más mientras se agarraba a la parte de atrás de su camisa, agradeciendo al mismo tiempo al universo que su novio fuera tan buen besador. Aunque su agradecimiento se convirtió rápidamente en una suave maldición cuando se dio cuenta de que la sensación de sus labios la había distraído el tiempo suficiente para que Malfoy ya le hubiera desabrochado la camisa hasta la mitad.
Los latidos de su corazón se aceleraron aún más cuando los labios de él volvieron a recorrer el costado de su mejilla y bajaron hasta su cuello pacientemente, frenándose para dar un beso más largo en el punto justo entre sus clavículas. El pecho de Astrid se elevó irregularmente cuando él bajó aún más, besando una zona que aún no había explorado, con los dedos jugueteando con los últimos botones.
Astrid Ninomae siempre había sido una chica segura de sí misma. En cualquier aspecto de la vida. Rara vez se dejaba preocupar, y mucho menos por las opiniones de alguien que no fuera ella misma. Pero Malfoy, de alguna manera, había encontrado la forma de ponerla nerviosa, lo cual le resultaba tan nuevo como la sensación del muchacho arrastrando los labios por el lado izquierdo de su pecho. Aún no sabía cómo sentirse respecto a ambas cosas.
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Sólo eran niños [Draco Malfoy]
De TodoEl chico que no tuvo elección y la chica que se equivocó. Certeza y precisión era lo que Draco Malfoy había conocido durante toda su vida. La incertidumbre era lo que a Astrid Ninomae siempre le había gustado buscar. Donde Draco era una tormenta d...