Año 4 - 57.

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Toda la sala estalló en el aplauso más sonoro que Astrid había escuchado jamás. Daphne y Blaise eran los que más vitoreaban y gritaban, orgullosos de lo que habían logrado.

Draco tiró de Astrid para que volviera a erguirse y la sostuvo un segundo más mientras ambos se miraban fijamente. Ninguno de los dos sabía qué decir. Tampoco qué hacer. Las mentes de ambos estaban paralizadas por la maravillosa sensación de euforia absoluta y completa paz interior. El corazón les latía a mil por hora y respiraban con dificultad.

Pasó otro segundo y la repentina extrañeza de la situación hizo que los adolescentes se apartaran precipitadamente el uno del otro, separando sus manos.

Los dos adolescentes se odiaban, o eso pensaban y deseaban. Mucho con la rivalidad de sus padres y sus propios desacuerdos de siempre. Pero en ese momento ambos se sentían muy diferentes. Casi como si no pasara nada. A Astrid le habían dicho que se mantuviera alejada del chico Malfoy como de la peste, pero allí estaba, desobedeciendo, como siempre, y trayendo la perdición sobre sí misma. La muchacha podía sentir el estremecedor sentimiento del miedo al reconocer el hecho de que, una vez más, había ido demasiado lejos.

La mente de Draco parecía un tocadiscos estropeado. Uno que sólo era capaz de reproducir un único disco una y otra y otra vez. Una grabación de todos los momentos en los que el chico había tenido la misma sensación que él acababa de tener: ese extraño picor en algún lugar de su interior que seguía sin percibir qué era o qué significaba todo aquello. La confusión, la frustración y la rabia seguían tan rápidamente a dichas emociones que a veces las mezclaba, creyendo que la rabia era todo lo que había sentido en primer lugar.

"Te detuviste. Yo gano", se burló Draco apartando la mirada, incapaz de mantener el contacto visual por más tiempo. El torbellino de rarezas que llevaba dentro ya era bastante malo de por sí.

Draco sonrió a la multitud reunida a su alrededor haciendo una profunda reverencia chulesca, antes de girarse a un lado para iniciar el camino de vuelta con sus compañeros.

"Ejem," Astrid se apresuró a seguir al chico, justo después de haber hecho una profunda reverencia, felizmente bebiendo en todos los elogios y la atención. "Creo que no te has dado cuenta, pero tú también estabas de pie".

"Tú dejaste de bailar primero. Cuando te levante, tú..."

"Si quieres entrar en detalles, Malfoy, entonces técnicamente tú dejaste de bailar primero ya que el movimiento de ponerme de pie seguía siendo un baile mientras que tú sólo te quedaste ahí parado".

"¿Quién crees que fue el que arrastró tu gordo trasero para que volviera a pararse derecho, eh?".

Astrid sabía lo que tenía que hacer, y lo odiaba. Con claro disgusto, la chica abrió la boca, pero apenas pudo pronunciar las palabras. "Podemos... ¿Tregua entonces?"

Aunque Draco quería ganar, y bastante desesperadamente por cierto, el impulso de sentarse de una vez era mucho más fuerte.

Estar de acuerdo con la chica le resultaba casi imposible. Así que, incapaz de hablar, Draco se limitó a tenderle la mano para que se la estrechara. La cual, reflejando el disgusto del rubio, Astrid tomó la suya y estrechó.

"Eso. Fue. HERMOSO!" Daphne estaba extasiada mientras los dos se acercaban a la mesa, los Slytherins estaban todos reunidos alrededor.

Sólo eran niños [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora