Año 5 - 103.

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Astrid apenas se había girado, al oír el ruido de una puerta que se abría, cuando sintió la mano en su nuca que la hacía girar. Sus mechones platinados destellaron momentáneamente en su campo de visión antes de que sus ojos se cerraran casi por instinto. Una caricia tan repentina que había querido protestar, pero tan dulce que se había dejado llevar por ella con un gemido de satisfacción. Un contacto tan urgente que le hizo soltar una suave carcajada, pues no se esperaba que fuera tan desesperado.

Él no tuvo que decir nada, pues Astrid sabía que la había echado de menos durante los pocos días que habían pasado sin besarse. Era así de obvio en la forma en que sus manos recorrían los costados de su cuerpo, agarrando el costado de su cintura, su espalda, incluso su cadera, todo lo que podía tocar sin ir demasiado lejos. El chico nunca la había saludado con un beso.

Era casi divertido. Para ella.

Con las manos en los hombros, Astrid lo apartó, mirando sus labios ligeramente separados con un brillo divertido en los ojos.

"Malfoy", jadeó, una sonrisa descarada se dibujó en sus mejillas.

"¿Qué?" sus ojos se abrieron un poco alarmados. "¿He hecho algo mal?"

Ella lo miró de un ojo a otro hasta que se le escapó una suave risa al darse cuenta de lo cegado por sus intereses personales, por así decirlo, que había estado el chico. Lentamente apartó las manos.

"Tenemos sitios a los que ir".

"¿Tenemos?"

Astrid se dio cuenta de que no había entendido el significado de la nota que ella le había pasado durante la clase. No sólo eso, sino que el muchacho había olvidado que hacía tiempo habían planeado que ese sería el día en que se transformarían en Raidlly y su amiga y revisarían las cosas de la chica.

"Amigo, ¿por qué creías que te había pedido que vinieras?".

"Eh..." Draco parpadeó, aún sin ponerse al día. "Para besuquearme".

Astrid se quedó mirándolo un momento, antes de que un repentino bufido se escapara de sus labios, transformándose rápidamente en una auténtica carcajada. Aunque la falta de risa de la única otra persona en el baño abandonado la hizo detenerse para hablar de nuevo.

"Espera, hablas en serio".

Draco arrugó la nariz, frunciendo el ceño. No podía fantasear qué era lo que le hacía tanta gracia. "Sí."

Hizo lo que pudo pero no fue capaz de contener la risa de nuevo mientras se pasaba los dedos por la boca para ocultar sus mejillas encendidas. Controlándose un poco, Astrid levantó la misma mano hacia la pálida mejilla de Draco Malfoy, acariciándola suavemente dos veces, antes de darse la vuelta y volver a reír por lo bajo.

"Bonito habló, acercándose al puesto donde guardaban la poción, pero hoy no. Tenemos cosas que hacer".

Tal vez no pretendía que sus palabras parecieran duras, pero Draco las sintió así. ¿Acaso no era lo bastante importante?

Astrid lo observó desde donde estaba junto a la poción. Conocía muy bien su expresión y aunque era un poco extraña y a veces molesta, en ese momento le pareció adorable esa pausa en la que Malfoy se detenía a pensar.

"Dilo".

Draco se volvió para mirarla. Sólo entonces se dio cuenta de que aún tenía la boca ligeramente abierta, que cerró rápidamente, tensando la mandíbula.

Sólo eran niños [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora