La exiliada

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La exiliada

Jisoo y Jennie intercambiaron miradas incrédulas.

- No es posible – negó la arquera.

- ¿Cómo lo sabes? – La ninfa apuntó su bastón hacia a ella, casi retándola a hablar-. Si esta fuerza es tan poderosa como traer a un humano entre mundos, entonces bien podría estar manipulando la historia.

Jennie dio paso adelante.

- Las fuerzas que trajeron a Lisa son aún desconocidas – mintió, ella sabía de la existencia del collar-, no podemos asumir su origen o razón – señaló el diario-. Allí no hay más que creencias, teorías, ¿entiendes eso?

La joven ninfa, con determinación, volvió a negar y frunció sus labios.

- Mi padre es un sabio, heredero de la magia blanca. Si él ha trabajado tanto tiempo en esto, es porque realmente piensa que es real – su mirada entonces fue hacia Lalisa-. Humana, debes creerme, mi padre no quiere hacer el mal, se tomó el tiempo de escribir todo esto en libros y de enseñarme porque sabía que pronto se cumplirían los dos milenios del patrón.

Lisa pasó la lengua por sus labios, de pronto sintiendo la necesidad de morderlos por el nerviosismo.

- No pueden simplemente descartarlo, por favor...

Rosé frunció el ceño, cruzando los brazos.

- ¿Acaso tu padre tenía idea de que ese supuesto evento sería la llegada de un humano? Porque de ser así, todo Álfheimr tenía la misma teoría, es parte de la profecía de los hechiceros blancos.

Jennie asintió en acuerdo, pero la ninfa piso firme.

- Mi padre concluyó que ese evento sería este mismo año, ¿acaso alguna otra raza había creído que la profecía era cierta? ¿Habían teorizado un momento exacto? ¿Habían notado siquiera un patrón para calcular dicho momento?

Silencio. Un silencio que era más ruidoso que cualquier bullicio. La mente de Lisa iba a prisa, intentando comprender la gravedad de las palabras que la joven frente a ella vociferaba. Había comenzado a entender que mientras estuviera en ese mundo, cualquier pequeña conversación podía significar un cambio drástico en su destino, sin embargo, presentía que su cerebro humano e ignorante a cómo se manejaba ese mundo, no llegaba a racionalizar la magnitud de lo que significaba que un hombre aparentemente muerto hubiese profetizado su llegada.

Y entre toda la faena de sus pensamientos, una pequeña parte de ella seguía pensando en la pintura que colgaba ahora tras ella.

- Se acabó, nos iremos en este instante – la princesa tomó la mano de la humana-. No pienses en volver a detenernos, ninfa.

- ¡No pueden irse!

Ramas volvieron a alzarse, esta vez para armar una barrera que Jennie habría podido saltar fácilmente justo frente a la salida. La voz de la joven Chaeryeong se había escuchado alterada, casi como si tuviera la intención de hacer una rabieta. Pero Jennie no pensó dos veces para sacar la espada de su funda y empujar a Lisa tras ella. El movimiento había sido rápido, demasiado para que incluso las raíces del árbol al que su mente estaba conectado se lo advirtieran, sin darse cuenta la ninfa tenía el filo de la espada élfica contra la garganta y una daga más pequeña apuntándole las costillas sin hacerle daño, pero con la suficiente presión para hacerle saber que allí estaba.

- Si vuelvo a ver una de tus ramas moverse cerca de ella, voy a rebanarte el cuello, ¿queda claro? – Su voz salió en un susurro peligroso y la joven solo pudo asentir sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora