No le busques la quinta pata al gato... A menos que la tenga

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No le busques la quinta pata al gato... A menos que la tenga

La mujer debajo de ella se tenso de tal manera que creyó que iba a romperse en cualquier momento. Lisa apretó incluso más el filo del metal, temiendo que fuese a intentar levantarse y huir de su agarre. Sin embargo, no lo hizo. Apretó los ojos con fuerza y sus labios temblaron mientras algo intentaba salir de su garganta.

- ¿Q-qué... Qué di-dices? – El temblor en su voz distorsionó las palabras.

Lisa gruñó.

- Cierra la boca – su rodilla presionó contra el vientre ajeno con fuerza, causando molestia-. ¿Quién eres? ¿Qué eres? Y más te vale pensar bien tu respuesta o no dudaré de degollarte.

La humana no era un imbécil. Ni en su mundo, ni en este. Si bien el miedo le había perseguido desde el momento en el que pisó esas tierras, eso no erradicaba por completo su inteligencia y perspicacia. Desde el momento en el que Jennie fue presentada a ella de tan brusca manera, la atención de la humana se había centrado en la princesa, su manera de moverse, de hablar, de caminar y, por sobre todo, de verla. Jennie, aquella princesa de los Ljósàlfar, le veía de una manera única; siempre que captaba los ojos de Jennie puestos en ella, era para darle absolutamente toda su atención. Por Dios, Jennie incluso se lo había confirmado, sus ojos plateados tornándose así precisamente para otorgarle toda la atención posible e incluso más.

Así que, Lisa por su puesto había sospechado cuando aquellos ojos castaños la vieron nuevamente y ningún ápice de plata se hizo presente. Pero es que Jennie más allá de aquello, jamás habría permitido que Lisa se sacrificase sin siquiera saber qué pasaría realmente con ella. Por supuesto, la princesa élfica había dejado claro que no le impediría volver a su hogar de ninguna manera, pero del mismo modo, Jennie iba a poner a Lisa por sobre cualquier cosa, incluso otros de su supuesta misma especie.

Claro, en el camino hacia la habitación pensó una y otra vez en aquello. Si es que quizás su mente le estaba jugando una mala pasada, si realmente solo estaba tan alterada que dudaba de la veracidad de cualquiera a su alrededor, pero fue Jennie llamándola una vez "Lalisa" lo que detonó la duda.

Y quizás su plan de atraer sexualmente a aquel fraude disfrazado de su princesa no había sido el mejor, definitivamente tendría que disculparse con la elfa cuando la viera de nuevo, pero realmente necesitaba terminar de, no solo confirmar la identidad ficticia de la impostora, sino también distraerla lo suficiente como para desarmarla.

Porque si le quedaban dudas, terminaron de aclararse cuando aquella desconocida aceptó sin más tomar su cuerpo como "en veces anteriores", cuando la verdadera Jennie se sonrojaba si sentía que sus rodillas se rozaban.

La impostora tragó grueso.

- Alto, alto... por favor – tembló-. Lalisa.

La cachetada resonó en la habitación con un golpe seco y brutal, cruzando el rostro de la Jennie falsa como un rayo. Lisa, sorprendida por la fuerza que ahora poseía, observó cómo la marca roja comenzaba a inflamarse en la piel de su adversaria. Era como si cada golpe que lanzaba tuviera el impacto de tres, un poder que ahora controlaba con una naturalidad inquietante. La sensación era extraña pero embriagadora, como descubrir un nuevo músculo en su cuerpo y darse cuenta de su potencial sin límites.

La Jennie falsa, aturdida y confundida, retrocedió con una mezcla de miedo y asombro ante la demostración de fuerza de Lisa.

- ¿Acaso no fui clara? – Hizo un ademán con la cabeza, amenazando.

La impostora asintió rápidamente con lágrimas comenzando a correr y la nariz picándole del dolor que había dejado la fuerte bofetada.

- Lalisa, soy yo, sé que estás asustada, pero n-

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora