Atrapar un relámpago en una botella

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Atrapar un relámpago en una botella


La reina Min-hee se encontraba en el balcón de su palacio, su figura esbelta y elegante destacando contra la luz del amanecer. Sus ojos, llenos de sabiduría y preocupación, se posaban sobre su vasto reino. Desde allí, podía ver cómo las tropas se movían con urgencia en el patio principal, preparando caballos y armas con una eficiencia que solo se lograba tras siglos de práctica. El sonido de herraduras, espadas afilándose y voces comandando resonaba en el aire, una sinfonía de preparación para la guerra inminente.

Sabía que el tiempo se agotaba. La Convergencia, el evento que había sido el centro de tantos augurios y preparativos, estaba a solo unos días de distancia. La reina inspiró profundamente, sintiendo el peso de cada decisión que había tomado, de cada vida que ahora dependía de su liderazgo.

A sus espaldas, una elfa alta, vestida con una armadura que brillaba como la luna, la observaba con atención. Sus ojos, ocultos tras un yelmo resplandeciente, seguían cada movimiento de la reina, listos para actuar a la menor orden.

- ¿Hemos recibido actualización de los Nekomaka o de los Teharios? – Preguntó la reina sin girarse, su voz calma y autoritaria.

La elfa dio un paso adelante, su armadura tintineando suavemente con el movimiento.

- Sí, mi reina. Las tropas Nekomakas están cruzando el mar mientras hablamos. Los Teharios llegarán a nuestro reino al final del día, acompañados por una cuadrilla de nuestros mejores elfos. Su marcha ha sido rápida y eficiente.

Min-hee asintió con un gesto leve, pero no apartó la mirada del horizonte. Su mente trabajaba con rapidez, calculando y evaluando las próximas acciones.

- ¿Y los preparativos en la sala de contención? – Preguntó, con una preocupación subyacente en su tono-. ¿Está todo listo?

- Casi, mi reina – respondió la elfa, su voz firme y segura-. No falta mucho. La sala estará completamente preparada para la Convergencia a tiempo.

Un silencio se instaló entre ellas, roto solo por el lejano sonido de los preparativos bélicos. La reina finalmente desvió su mirada hacia los jardines más allá del balcón, buscando un respiro en la visión de la naturaleza aún en paz. Fue entonces cuando sus ojos se detuvieron en una figura conocida.

Lisa, la humana que se había ganado un lugar en su corazón y en el de su hija, corría a través de los jardines con una sonrisa radiante. Sus pasos eran ligeros y llenos de vida, como si el peso de las preocupaciones que cargaba no pudiera alcanzarla en ese momento. Al otro lado del jardín, Jennie esperaba, y cuando Lisa llegó a su lado, la abrazó con fuerza, como si en ese gesto quisiera asegurar que, pase lo que pase, no se perderían la una a la otra.

Min-hee observó la escena con una mezcla de ternura y melancolía. Era un momento de alegría y amor en medio de la tormenta que se avecinaba. Pero la reina sabía que el tiempo de la paz se estaba agotando, y que el destino de muchas vidas, incluidas las de su hija y Lisa, dependía de lo que sucediera en los próximos días.

- Tanta vida en manos de alguien que ha vivido tan poco... – murmuró Min-hee para sí misma, sus palabras apenas audibles por encima del viento que comenzaba a soplar con más fuerza.

La elfa detrás de ella, aunque había escuchado, permaneció en silencio, respetando los pensamientos de su reina.

Finalmente, Min-hee se giró para mirar a su guardiana, sus ojos mostrando la determinación de una líder que sabía que estaba al borde de una batalla que definiría el destino de su reino.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora