El nuevo mundo

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El nuevo mundo

La humana yacía en el suelo, sumida en una agonía que parecía devorar su alma. El dolor era una presencia constante, una bestia voraz que se aferraba a su carne con garras afiladas, desgarrando cada fibra de su ser con una crueldad implacable. Sus pensamientos eran un torbellino de terror y desesperación, mientras la realidad se desvanecía ante sus ojos empañados por el sufrimiento.

Se sentía como una marioneta en manos de un destino sádico, sus sueños y esperanzas desmoronándose como castillos de arena ante la implacable marea del dolor. ¿Cómo había llegado a este punto, a este abismo de desesperación y desolación? Había sido una tonta por creer que podría hacer alguna diferencia en ese mundo despiadado, donde la muerte acechaba en cada sombra y el dolor era el único legado que dejaba a su paso.

Lisa se sintió tentada por la oscuridad que acechaba en los rincones de su mente, una voz susurrante que le instaba a rendirse, a dejar que el dolor la consumiera por completo. Pero en lo más profundo de su corazón, aún ardía una chispa de resistencia, una llama vacilante que se negaba a ser extinguida por la tormenta.

Jennie se acercó a Lisa con pasos temblorosos, su corazón latiendo con una angustia abrumadora mientras observaba la escena desgarradora ante sus ojos. El proyectil yacía incrustado en el abdomen de la huma, una herida que parecía haber alcanzado el otro extremo con facilidad. El horror se apoderó de ella, pero se obligó a mantener la compostura. Lisa necesitaba ayuda, no yanto.

- Lisa, Lisa todo va a estar bien, Lisa – Jennie tembló mientras caía de rodillas al lado de la humana.

Rápidamente, pudo notar la sangre bajar de lo oído ajenos, no la podía escuchar.

La humana había recibido la parte más brutal de la explosión, la había empujado a tiempo para que ella se agachara, pero en consecuencia su cuerpo había sido catapultado lejos por la onda expansiva.

Con manos temblorosas, Jennie intentó consolar a la humana, pero simplemente no sabía don de colocar sus manos, tenía miedo de tocarla y hacerle más daño. Examinó la herida con cuidado, su corazón retumbando en su pecho con cada latido. Sabía que el tiempo era su enemigo, que cada segundo que pasaba aumentaba el peligro para Lisa.

- ¡Rosé! – Gritó con fuerza-. ¡Rosé!

Se sentía como una niña llamando a su madre. Ella no debería tener que pedir ayuda de forma tan desesperada, ella era una princesa, debería ser quien proveyera dicha ayuda, pero allí estaba, aferrada a la mano de su agonizante amada.

Lisa profirió otro quejido agudo, sus manos temblorosas buscaron el brazo de Jennie y los dedos apretaron con fuerza la piel ajena. Jennie sintió que los ojos le ardían con lágrimas mientras veía a la humana toser. La sangre salió disparada de su boca y varias gotas mancharon la mejilla de la princesa, que palideció en ese instante.

- Lisa, aquí estoy, aquí estoy – la heredera de los Ljósàlfar se apegó más a ella, sus manos finalmente buscando el rostro de la humana para intentar dejar una caricia y las manos de Lisa buscaron aquel toque-. Todo va a estar bien, te lo prometo, por favor no cierres los ojos.

Oh, pero Lisa no podía escucharla y no podía prometerle nada cuando sentía que con cada respiración sus pulmones recogían menos aire.

- ¡¿Jennie?! ¡¿Lisa?! – La voz de la sirena se escuchó en el campo donde la explosión había hecho un eco de silencio.

Entre el humo espeso y el caos que envolvía el claro del bosque, los ojos plata de Jennie se posaron en el cabello rubio que se acercaba tambaleante a través de la penumbra. La princesa gritó su nombre con una urgencia desgarradora, su voz perforando el aire cargado de peligro mientras imploraba por su ayuda.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora