Retomamos en 3, 2...

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Retomamos en 3, 2...

Lisa no recordaba estar soñando, pero sí la sensación de no estar despierta y que algo comenzara a sacarle de ese estado. Primero, imaginó pequeños duendes picoteándole las mejillas y, dentro de su fuero interno, frunció el ceño intentando apartarlos, pero los pellizcos siguieron y quiso maldecir por saber que alguien estaba molestando su descanso.

- Lisa... Lisa.

Oh, pero esa no era la voz de ningún duendecillo.

La luz del sol la cegó momentáneamente, hasta que algo se interpuso entre ella y el brillo, otorgándole la suficiente sombra para intentar alzar los parpados sin quedarse ciega ante los violetas o rosas del amanecer que pintaba el cielo.

La visión de una hermosa criatura frente a ella le hizo volver a cerrar los ojos e intentar pensar en algo coherente, pero su boca habló antes de que el hámster gordo que hacia funcionar su cerebro volviera a correr en su rueda.

- ¿Morí?

Una pequeña risa prosiguió su pregunta y más caricias llegaron a sus mejillas, obligándola a recobrar la consciencia por completo.

- No, no lo hiciste – Jennie le aseguró.

Lisa suspiró llevando su propia mano a la de Jennie, permitiéndose disfrutar de la caricia por un momento corto, antes de que todos los recuerdos volvieran de golpe a su cabeza. La humana finalmente alzó la mirada y observó a Jennie un segundo, antes de volverse hacia todos lados intentando saber dónde estaban y pudo ver a Jisoo cargar varias ramas para dejarlas frente a Rosé, que estaba sentada con la pierna lastimada bien estirada.

- ¿Qué pasó? – Frunció el ceño intentando sentarse apropiadamente en el césped musgoso. Aún escuchaba el río a espaldas de Jennie.

- Escapamos, pero la corriente fue mucho más fuerte de lo que esperábamos – Jennie le observó sentarse y apoyar su peso en sus manos-. Nos arrastró bastante lejos y Rosé no pudo transformarse y al parecer no sabe nadar sin una cola... La mantuviste con la cabeza a flote tanto como pudiste y creo que el agotamiento te venció cuando por fin tocamos la orilla.

Entonces Lisa recordó. Por supuesto, la sensación de desespero de ser arrastrada por el agua y el miedo de ver a Rosé hundirse casi como una roca.

- ¿Dónde está Ryujin? – Preguntó la humana confundida.

- ¿La cambiaformas? Huyó.

Lisa alzó la mirada con las cejas alzadas, pero pronto una expresión de molestia llenó su rostro. ¿Cómo se atrevía? Después de todo lo que había hecho por ella y todo lo que le había ayudado a huir de la lunática mágica. ¿Así le pagaba?

- Maldita malagradecida – murmuró bajando la cabeza-. No debí confiar en ella, esa rata, nos dejó aquí en cuanto-

- De hecho, nos ayudó a llegar a la orilla y luego dijo que intentaría buscar ayuda – interrumpió la princesa.

La castaña le vio confundida, sin creerle realmente.

- ¿Y tú la dejaste?

- No es que pudiese hacer algo para detenerla, Lisa – admitió-. Además, dijo algo sobre volver con su familia o morirían. Me pidió darte las gracias...

Lisa suspiró, no había razones para mantenerse molesta por algo que realmente no se podía cambiar. Había cosas más importantes por hacer, por ejemplo, abrazar a Jennie... O besarla, o casarse con ella o incluso hacerle el amor. Oh, por todos los cielos, Lisa en serio necesitaba besar a Jennie en cuanto estuvieran lejos de peligros, no podía arriesgarse a morir sin haber besado lo suficiente a la elfa.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora