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El rey loco
Con un rugido de pura furia, Jennie se abalanzó contra la sirena cuyo grito infernal seguía perforando el aire. Golpeó con ferocidad, su cuerpo entero tacleó el de la criatura marina y sus puños se convirtieron en proyectiles que buscaban silenciar la fuente del tormento de Lisa.
La sangre manchó sus nudillos con el tercer golpe, pero la sirena con sus ojos brillando aún con desesperada intensidad, contraatacó con gracia. Sus manos agarraron los brazos de Jennie, intentando contener su violento asalto, Jennie se vio atrapada ante la fuerza marina, pero al ver que no podría liberar de forma rápida sus brazos, estampó su frente contra la cabeza de la sirena.
El golpe fue seco, feroz, el sonido resonó en sus propios oídos y, de haberle hado aquel golpe a un humano seguramente habría aplastado enteramente el cráneo ajeno. Pero Jennie volvió a hacerlo, no una, sino dos veces más con tanta fuerza como pudo, hasta que la sirena finalmente le soltó para intentar cubrirse de la tormenta fúrica que corría sobre ella. La princesa gruñó y, cuando estaba por dejar caer otro golpe, una mano la detuvo.
Fúrica, sus brillantes ojos platas se encontraron con los de la humana. El rostro manchado en sangre de Lisa se vio genuinamente aterrorizado y lleno de preocupación. Algo dentro la aquella princesa tembló en arrepentimiento, mientras sus ojos escaneaban los de Lisa.
- Vas a matarla – susurró turbada.
Jennie asintió y, aunque ninguna orden había sido dada, la princesa salió de encima del cuerpo ajeno, levantándose del suelo y ayudando a Lisa a hacer lo mismo. Sus manos se encontraron, al igual que sus ojos. Lisa alzó la palma para rozar sus dedos con la mejilla izquierda de Jennie, borrando una gota de sangre ajena que le bajaba por la piel, y la elfa inclinó la cabeza para reforzar el contacto, sin dejar de ver a la humana a los ojos, quien le dio un asentimiento para asegurarle que estaba bien.
Una humana, una simplemente humana asegurándole que todo estaría bien a la heredera al trono de los Ljósàlfar, los elfos dadores de claridad y portadores de la luz. Jennie no pudo sentir nada más que calma.
Rosé entonces vio a la sirena voltearse, intentando arrastrarse con los codos y la poca fuerza que le quedaba dentro de toda la desorientación causada por los golpes y, a punto de acercarse, las aguas se removieron furiosas.
Cinco sirenas saltaron a la borda, pero rápidamente la piel escamosa de sus colas cayó evaporada, dando paso a piernas desnudas que no parecían acostumbradas a usar, sin embargo, se mantuvieron firmes cuando alzaron las lanzas hacia las otras cinco criaturas frente a ellas, mientras una de ellas, con el hombro sangrante, se agachaba buscando proteger a la maltratada sirena que había sido víctima de la furia élfica.
Jisoo parecía abatida cuando comenzó a ponerse de pie, con el pantalón completamente manchado en sangre y desgarrado donde las sirenas habían clavado sus garras. Intentó apoyar todo el peso en la pierna no afectada, pero rápidamente una joven ninfa se acercó a su lado, rodeando su cintura para ser usada de apoyo. La arquera le vio con suavidad, aunque camuflada por el cansancio, y alzó la media lanza que había arrancado de su pierna hacia las sirenas.
- No van a llevársela – la determinación en su voz había detenido las acciones de cualquier sabio.
Jisoo y la ninfa encabezaban la línea de defensa, mientras que Jennie, a su lado, dio un paso adelante con la mano de Lisa aferrada a la suya, dejando a Rosé al final de aquella barrera. Rosé sintió el pecho inflársele con calidez.
Sin embargo, su osadía por evitar que pudieran acercarse a la rubia fue lo que precisamente arrastró las miradas de las sirenas hacia ella.
La furia en sus rostros se transformó en horror. Un palpable shock se extendió entre ellas, sus rostros aún con escamas apenas visibles y ojos brillantes mostraban una mezcla de sorpresa, incredulidad y asombro. Sus cuerpos, antes dispuestos a la lucha, se inmovilizaron como si una fuerza invisible los hubiera frenado.
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Faraway Land || Jenlisa
FanfictionTras mudarse a un nuevo país, Lisa creyó que su vida no seguiría pasando por cambios drásticos. Por ello, no esperaba ser arrastrada a un nuevo mundo; allí las hadas, sirenas y elfos caminar por la tierra sin preocupaciones. Lisa, como la única huma...