Siempre y cuando no se toquen

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Siempre y cuando no se toquen

La mano de Lisa no había abandonado a la de Jennie y la princesa parecía más que contenta de mantenerse así el resto de su caminata.

El bullicio de los alrededores parecía enaltecer la felicidad de Lisa, que durante unos momentos pudo olvidar lo desesperada que estaba por volver a su verdadero hogar y disfrutar lo que un mundo como Álfheimr tenía para ofrecer.

La humana señaló hacia la plaza, donde un centauro parecía mostrar la capacidad de una lanza, dándole vueltas en el aire y blandiéndola.

- Este lugar está libre del mandato de cualquier reino – comentó Jennie-. Por eso muchos vienen a comerciar.

Lisa asintió, ahora con la vista fija en varias pequeñas criaturas que volaban entre la as cabezas ajenas esquivando el tumulto.

- Me recuerda un poco a mi hogar – Jennie se volvió hacia ella alzando una ceja-. El ajetreo y el bullicio es similar.

La princesa asintió y continuaron su caminata.

El bullicio del mercado llenó el aire con una sinfonía de colores y sonidos. Criaturas de todas las formas y tamaños ofrecían sus mercancías, desde brillantes gemas hasta exquisitas hierbas mágicas. Jennie y Jisoo caminaban por las estrechas calles, Lisa se mantenía bien aferrada al brazo de la princesa y la ninfa apretaba la capa de Jisoo con fuerza, no planeaba perderse allí, no dudaba que Jennie era capaz de abandonarla.

Y mientras Jennie negociaba con un anciano elfo por unas frutas resplandecientes, Jisoo examinaba cuidadosamente algunas hierbas secas en un puesto cercano. El mercado estaba lleno de olores embriagadores y vistas fascinantes. Lisa, con ojos curiosos, observaba todo a su alrededor, asombrada por la diversidad de productos que se exhibían.

- ¿Y esto qué hace? – La ninfa tomó una botella redonda, el líquido negro dentro de ella comenzó a pintarse de rojo cuando lo removió y el goblin que atendía le gruñó quitándosela de las manos.

- Nada que una ninfa recién nacida necesite saber – masculló con desprecio.

Jisoo frunció el ceño hacia él y luego hizo un gesto amenazador con la barbilla. El goblin se encogió ligeramente y aclaró la garganta.

- Es una pócima de sueño, hace que cualquier criatura caiga dormida en cuanto la respira – explicó finalmente, a lo que Jisoo asintió complacida y la ninfa separó los labios con impresión.

Jennie, en el puesto siguiente, se quejaba hacia el elfo mientras señalaba la fruta en la canasta frente a él.

- ¿Quieres treinta monedas por estas diez lauf, pero me pides ochenta si compro veinte? – Le vio con molestia y el elfo solo se encogió de hombros.

- Así son los negocios, niña – murmuró despreocupado.

Jennie gruñó.

- ¿Y qué tal si te compro primero diez y luego otras diez? Serían sesenta monedas, ¿no?

- No.

La princesa le vio con una mueca.

- ¿Y por qué no? – Cuestionó exasperada.

- Porque me estás comprando veinte en total, elfa tonta, ¿no sabes sumar?

El gruñido de la futura reina se hizo escuchar y soltó el aire por la nariz con rabia.

Lisa, viendo que realmente la paciencia de Jennie se estaba marchitando, decidió dar un paso hacia ella y hacia el viejo elfo, tomando el brazo de Jennie para envolverlo con sus propias manos. La princesa dirigió su mirada hacia los dedos de Lisa y luego hacia el rostro de esta. Le veía con una sonrisa comprensiva que le hizo callarse de inmediato.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora