16
Familiaridad desconocida
Lisa entró a la habitación mientras Jennie sostenía la puerta para permitirle la entrada. Sentía los ojos pesados e irritados, estaba física y mentalmente agotaba, necesitaba dormir, su cuerpo se lo pedía a gritos. Vio la cama, nuevamente alguien la había hecho, estirando las sábanas y organizando las almohadas, agradeció internamente y se retiró los zapatos para tirarse en la cama.
Su madre le habría regañado por acostarse con aquella ropa que había tenido todo el día en las sábanas limpias y se pregunto si alguna vez volvería a escuchar la voz de la mujer riñéndola de nuevo, porque en ese momento lo agradecería como nunca.
- ¿Necesitas algo? – Jennie se acercó a la cama donde Lisa ya se encontraba acostada dándole la espalda.
- Dormir y despertar en mi casa sin recordar nada de esto – comentó, la aspereza en su voz delatando todo el llanto que seguía acumulando.
Jennie suspiró y tomó asiento en la misma silla que había ocupado su madre más temprano. Movió los dedos sobre su regazo y sus orejas hicieron un pequeño movimiento de arriba abajo delatando su nerviosismo.
- ¿Te molesta si te acompaño? – No quería incomodar más de la cuenta a la humana.
- No es que pueda hacer algo para evitarlo.
Jennie apretó sus labios.
- Si me lo pides, te dejaré sola – hizo un ligero ademan para ponerse de pie.
- No – Lisa volvió su torso hacia ella, tragando saliva antes de hablar-. No me dejes sola, por favor.
Jennie no pudo evitar sentir compasión, Lalisa en ese momento se notaba increíblemente asustada y desesperanzada. La princesa sintió el corazón arrugarse dentro de su pecho y asintió para asegurarle a la chica que ella no se movería de allí en lo absoluto.
Lisa volvió a darse la vuelta para tomar nuevamente su posición anterior, con la espalda hacia Jennie.
- Lalisa, ¿puedo hacerte una pegunta? – Jennie habló con cuidado, una voz en tono bajo y apaciguador.
- Mmh – murmuró una confirmación.
- ¿En tu mundo todos visten tan poca ropa? – Aquello tomó a Lisa por sorpresa, tanto que sin dudas una pequeña risa brotó de su garganta, haciendo mover sus hombros ligeramente-. Siento si es impropio, pero me ha entrado la curiosidad cuando te quitaste la camisola hace unas horas.
Las mejillas de la humana se enrojecieron, casi había olvidado el suceso y ahora Jennie se lo restregaba en la cara; aunque poniéndolo en perspectiva, desnudarse y excitarse frene unas desconocidas era algo mucho menor comparado a una amenaza de muerte segura por una supuesta profecía.
Lisa se acomodó, ahora su espalda contra el cómodo espaldar y su cabeza hacia la princesa.
- Hay personas que eligen usar menos – finalmente respondió, divertida cuando las cejas de la elfa se alzaron y sus orejas se respingaron como si de un cachorro se tratara.
- Pero... ¿No es peligroso? Están más expuestos – negó y se vio a sí misma, su uniforme de cabalgata aún sobre ella-. Esto es lo más expuesta que podría encontrarme, normalmente acostumbro a llevar ropajes similares a mi madre o armaduras a la medida.
Lisa se encogió de hombros tras darle una barrida con su mirada a Jennie, aquella ropa parecía sacada de las portadas de los libros que leía su hermana.
- Pues en nuestra vida cotidiana no hay tantos peligros – subió sus piernas contra el pecho-. Las ciudades pobladas no tienen animales, solo personas. Claro, siempre puedes ser atropellado por un auto o asaltado, pero la ropa no ayudaría a evitar nada de eso, así que supongo que todos en algún punto eligieron estar cómodos – explicó también pensando en el uso de la ropa-. Claro, si haces actividades en la naturaleza o tienes un trabajo especial, debes llevar un uniforme acorde a tal cosa.
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Faraway Land || Jenlisa
Hayran KurguTras mudarse a un nuevo país, Lisa creyó que su vida no seguiría pasando por cambios drásticos. Por ello, no esperaba ser arrastrada a un nuevo mundo; allí las hadas, sirenas y elfos caminar por la tierra sin preocupaciones. Lisa, como la única huma...