Calurosos recibimientos

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Calurosos recibimientos

La humana sintió sus manos temblar, la misma raza que se creía perdida en ese mundo, caminaba entre los jardines con una despreocupación que solo podía ser propia de aquellos que no conocían la desesperación. Mantenían sonrisas contentas, mientras que caminaban de aquí a allá con cestas, flores, comida y demás.

Sus ropas eran ciertamente antiguas, telas que les cruzaban el cuerpo con soltura y zapatos hechos a mano, pero de diversos colores y estilos. Los cabellos rubios destacaban a por montones, mientras que los castaños eran los de mayor cantidad. La humana podía contar al menos noventa personas tan solo reunidas donde su vista alcazaba.

Lisa sintió cómo el aliento se le quedaba atrapado en la garganta, sus ojos recorriendo la multitud mientras sentía la mano de Jennie apretarse a la suya. Un torrente de emociones la invadió, desde la incredulidad más profunda hasta la esperanza más brillante. Por un momento, se quedó paralizada en el umbral, incapaz de procesar la magnitud de lo que veía.

- ¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos, Jennie? – Se volvió hacia la elfa, que sonreía de igual forma-. ¿Quiénes son?

La princesa la observó con atención.

- Los tuyos, tu gente – una pequeña risa escapó de sus labios al tomar la mano de la humana-. Lalisa, estamos en las Montañas Sagradas, aquí es donde tu collar nos ha traído, es esto lo que la profecía necesitaba que hicieras.

Lisa frunció el ceño y se volvió nuevamente hacia las personas.

- ¿De qué estás hablando? – Sus cejas cada vez más juntas-. Min-hee dijo q-

- Sé lo que dijo mi madre – interrumpió-. Pero mira, ¿acaso no están ellos aquí?

La castaña parpadeó varias veces, enfocando su vista en aquellos humanos.

Poco a poco, varios de ellos comenzaban a notarla, los niños se volvían hacia los adultos cercanos y señalaban son sonrisas hacia su dirección, se acercaban a pasos lentos con sonrisas amables y Lisa tuvo que guardar sus palabras cuando comenzaron a acercarse mucho más.

- ¡Es la Viajera! – Exclamó uno de ellos, un joven adolescente con sonrisa brillante y cabellos rubios-. ¡Ha despertado!

Volvió a negar con una mueca confundida y dio un paso atrás, pero la princesa rápidamente tomó su muñeca evitando que se alejara mucho más, la piel de Lisa dolió en la zona tomada con algo de rudeza y envió una mirada aturdida a la Ljósàlfar que solo aflojó ligeramente su agarre y la acercó nuevamente.

- Están aquí por ti, Lalisa – sus ojos castaños le dieron otra mirada que Lisa no supo interpretar.

Y pronto todos comenzaron a llamarle por aquel nombre, con vítores de alegría por su recuperación. Jennie le abrazó por la cintura, alzando una mano para saludar a aquellas personas en su nombre. Pero Lisa no comprendía lo que allí pasaba, ni siquiera le gustaba. ¿Por qué todos estaban tan contentos de verla y por qué la llamaban de esa forma?

- Es un refugio, Lalisa – habló la princesa obligándola a volverse hacia ella-. Tu raza no desapareció por completo al mundo humano en aquella guerra, han estado aquí, esperando por ti.

- ¿Qué? ¿Por q-

- ¡Viajera! – Una niña llegó a ellas, alcanzando de inmediato la mano de Lisa mientras otros pequeños comenzaban a rodearla-. ¡Vamos, vamos! ¡Tenemos una sorpresa para ti! - Exclamaron los niños con entusiasmo, sus voces llenas de alegría contagiosa mientras la guiaban hacia los jardines con una energía frenética.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora