Bandeja, la mejor arma de un guerrero (Parte II)

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Bandeja, la mejor arma de un guerrero.

(Parte II)

Lisa suspiró y alzó la bandeja frente a su pecho. Siguió con pasos lentos a aquella imponente mujer y esperó a que ella abriese la puerta y con desconfianza salió primera.

El pasillo era incalculablemente hermoso. Era iluminado por varias ventanas que se sucedían unas a otras. Lisa se mantenía lejos de las ventanas, insegura y con aquella bandeja en alto.

- Mi nombre es Min-Hee, aunque no lo hayas preguntado – dijo la más alta, despejando el cabello de su hombro.

Lisa vio el cabello ser retirado, lo que dejó libre y a su completa vista las orejas puntiagudas de Min-Hee. Se fijó en ellas, eran hermosas, no exageradamente triangulares, pero sí lo suficiente para hacer relucir sus pómulos. La castaña asintió para sí misma casi diciéndose que todo estaba bien, intentando calmarse. Ella había visto esto en diferentes películas, algunas veces se sentaba con su pequeña hermana a ver El Señor de Los Anillos -que era la saga favorita de la pequeña, pero ser partícipe de tal evento nunca estuvo en sus planes y su débil mente adolescente no podía lidiar con ello.

Min-Hee le vio de reojo observando cada detalle en el pasillo y pareció soltar un suspiro.

- Allí – señaló la mujer.

Lisa vio la puerta doble que finalizaba el pasillo y mordió su labio con desconfianza. La presión que sus dedos generaban sobre la bandeja le brindaba cierta calma, pero no significaba que estuviese completamente tranquila en una locación desconocida donde las mujeres caballo eran reales y las damas hermosas tenían orejas de duende.

- Tranquila, te doy mi palabra de que nada malo va a pasarte, mi querida niña.

No hubo palabras de vuelta, pues sinceramente Lisa no había sabido qué responder. En su lugar, Min-Hee se limitó a tomar las cerraduras de la doble puerta y abrirlas para dar paso a la joven humana.

La pobre chica no esperaba ser recibida por cinco impetuosas miradas cayendo directamente sobre su cara. Tembló al alzar la bandeja, amenazando con golpear a quien se le acercase además de Min-Hee.

- Tranquila, Lisa - escuchó a la mujer cerrar las puertas tras ella y ubicarse a su lado-. Te he traído aquí para poder ayudarte.

- ¿Estos quiénes son? – Preguntó viéndolos a todos, que ahora que se fijaba, en realidad eran solo mujeres-

- Min-Hee - una de las que rodeaba la mesa se puso de pie, viendo a Lisa fijamente-. ¿Esta es la-

- Humana – asintió Min-Hee-. Y les pido que sean consideradas con ella, pues se encuentra en un estado alterado. Podrán entender sus razones para estar a la defensiva – dijo y procedió a dar un paso hacia la mesa, donde dos asientos libres esperaban a ser ocupados-. Lalisa, puedes sentarte a mi lado – ofreció.

Lisa mordió su labio viendo el asiento impetuoso a un lado de la mujer que le había recibido en ese lugar y dio una breve mirada a las otras, que estaban sentadas casi enteramente frente al asiento de Min-Hee. La castaña ante tal distribución pensó que quizás Min-Hee era más que solo otra mujer en ese lugar.

Se sentó sin dejar de sostener la bandeja y repasó con su mirada afilada a todas y cada una de ellas. No habían dejado de verla, la analizaban de pies a cabeza y para ese momento Lisa podía pensar que ya se sabían incluso su patrón de respiración.

- Muy bien – comenzó nuevamente Min-Hee-. ¿Podrían dejar de asustar a Lalisa y presentarse? Después de todo, en este reino no se nos conoce por nuestra falta de modales – habló la mujer con una pequeña sonrisa conciliadora.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora