Lēogan

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Lēogan

Para cuando Lisa finalmente abrió los ojos, su mente no comprendió lo que allí sucedía. Se encontró a sí misma caminando por un sendero de luz dorada, rodeada por una exuberante vegetación que parecía brillar con vida propia. A medida que avanzaba, el aire estaba impregnado con el aroma embriagador de las flores y el suelo bajo sus pies parecía vibrar con una energía misteriosa y reconfortante. Cada paso que daba la llevaba más profundamente en este reino onírico.

- ¡Cuidado! – Escuchó a sus espaldas.

La advertencia llena de risas le hizo apartarse y a su lado cruzaron dos pequeñas figuras que corrían una tras otra. Los niños soltaron más risas y murmuraron una disculpa mientras seguía su camino. La humana igualmente rio divertida y continuó caminando, hasta que una presencia ajena llamó a un nombre ajeno a su lado, pero fue ella quien se volvió.

Sus rasgos eran borrosos al principio, pero a medida que se acercaba, un destello de reconocimiento parpadeaba en la mente de Lisa, aunque no podía recordar de dónde le conocía.

La figura se detuvo frente a ella, sus ojos brillando con una mezcla de cariño y paciencia. Lisa sintió un cosquilleo de familiaridad en lo más profundo de su ser, como si este encuentro estuviera destinado a suceder desde el principio de los tiempos.

- ¿Todo bien? – La voz se oyó delicada, jocosa.

Sin embargo, antes de que pudiera pronunciar una palabra, un movimiento captó su atención más adelante en el claro del bosque. Al mirar hacia adelante, Lisa vio a otros humanos como ella, reunidos en un bullicioso pueblo que parecía estar preparándose para una celebración. El corazón de Lisa dio un vuelco de emoción al reconocer las sonrisas y los gestos amigables de aquellos que la rodeaban. Aunque no podía recordar sus nombres ni los detalles de sus vidas, había un vínculo invisible que la unía a ellos, un sentido de comunidad y pertenencia que trascendía las barreras del tiempo y el olvido.

El bullicio del pueblo la envolvió como una canción familiar, llenando su corazón de una sensación de alegría y camaradería que había estado buscando en lo más profundo de su alma.

Y entonces todo acabó.

El idílico escenario del pueblo comenzó a parpadear como los destellos de una cámara, interrumpiendo la celebración con una serie de imágenes perturbadoras y angustiantes. En un instante, la alegría y la camaradería fueron reemplazadas por el caos y la desesperación. Las llamas rugieron repentinamente, devorando los edificios y los cuerpos humanos con una ferocidad implacable. El fuego se propagó rápidamente, envolviendo todo a su paso en una danza infernal de destrucción y desolación. Los gritos de terror y agonía resonaban en el aire, mezclándose con el crujido de las llamas y el estruendo de las estructuras colapsando.

Los cuerpos yacían esparcidos por el suelo, desmembrados y destrozados. La muerte pesaba en el aire, una presencia ominosa que envolvía el lugar en un manto de tristeza y desesperación. La vida que había florecido en este pueblo vibrante había sido arrancada de raíz, dejando solo el silencio y la desolación en su estela.

El corazón de Lisa se llenó de horror y desesperación al presenciar la devastación que se desplegaba ante sus ojos.

Las imágenes parpadeantes continuaron, una sucesión vertiginosa de escenas de terror y desesperación. Lisa se vio atrapada en un torbellino de emociones, su mente luchando por comprender la brutalidad del mundo que la rodeaba.

Y ella despertó.

Lentamente comenzó a salir de su letargo, su mente emergiendo de las profundidades de un sueño turbulento hacia la claridad de la consciencia.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora