Ayuda marina

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Ayuda marina

El frío se sentía cortante en los brazos de Jennie, aquel viento nocturno pasaba como cuchillas por la piel húmeda y sabía que en Lisa se sentía muchísimo peor, por ello intentaba mantenerla tan cerca de su cuerpo como fuera posible, buscando que su calor ayudase momentáneamente a la castaña a tener una temperatura más estable.

Detrás de ellas, Jisoo cargaba en su hombro la única alforja que habían podido recuperar de los orcos y su semblante serio demostraba lo poco contenta que se encontraba. No podía creer que su descuido les hubiese guiado a esa situación; sin armas, sin provisiones suficientes, una sirena en tierra y con la humana que debían proteger malherida y con frío. Si sus padres le vieran... Oh no, mucho peor, si la reina la viera... Estaría de cabeza en la tierra pidiendo perdón por ser tan imbécil. Tantos años de preparación para eso, para tal deshonroso desenlace, ¿qué honor había en ser capturadas por orcos y que la débil humana tuviera que sacarlas de aquellas trampas?

Soltó un resoplido y lo única que pareció notarlo fue Rosé, que se mantenía caminando a su lado con la vista fija en el suelo, no queriendo pisar mal e irse de bruces.

- Sé de una cueva aquí cerca – dijo Rosé-. Ya casi llegamos, de hecho – señaló hacia la derecha y Jennie hizo caso afianzando el paso hacia el lugar sin prestarle más atención.

- ¿Cómo sabes de ese lugar? ¿No acabas de salir del mar o algo así? – Rosé rodó los ojos ante lo dicho por Jisoo.

- Allí he estado ocultándome, solo salí por provisiones y fue cunado los orcos me tomaron.

- Eso no explica qué haces fuera del agua...

- Tampoco es que te incumba – devolvió en el mismo tono molesto.

Jisoo hizo una mueca mientras ajustaba la mochila que le colgaba de hombro. Bueno, aquello sin dudas era increíble, no solo tenía que tolerar la humillación de haber sido derrotada, sino también a una insolente sirena.

La princesa fue la primera en notar aquella cueva, a pesar de estar oculta entre lianas y vegetación, la entrada era evidente para el ojo entrenado de aquella elfa que tanto tiempo pasaba en los bosques de su reino. Su respiración era todo lo que escuchaba cuando se abrió paso entre las lianas y hojas de enredaderas que cubrían la estrecha entrada.

- Armaré una fogata – soltó Jisoo de forma inmediata.

- Solo hay que encenderla de nuevo – Rosé señaló un espacio al fondo de la estructura rocosa-. Ya había hecho una.

Jisoo asintió y se acercó a el montón de ramas acomodados dentro de un pequeño circulo de rocas, era una buena fogata, sería sencillo encenderla de nuevo, aunque ya no tenía las herramientas necesarias. Fue entonces que Rosé se agachó a su lado, y levantó una de las rocas, sacando dos pequeños palillos que chocó entre sí para crear una inmediata chispa, la cual Jisoo utilizó para encender el resto de la madera.

La elfa la vio y dio un asentimiento, mientras que la sirena solo mostró una ligera sonrisa.

Jennie procedió a sentarse justo frente a la fogata, sus rodillas fueron las primeras en tocar el suelo y se aseguró de que el cuerpo de Lisa en su mayoría fuera protegido de la fría tierra son su propio cuerpo, dejando a la humana casi acostada completamente sobre ella.

- ¿Lisa? – Llamó Jennie.

La humana abrió los ojos sintiéndose cansada, le dolía la cabeza.

- ¿Cómo te encuentras? – La mano libre de Jennie fue hacia la cabeza de Lisa, sosteniendo la parte trasera de ésta al ver que realmente estaba débil, mientras que su otro brazo seguía sosteniendo el cuerpo de Lisa por la espalda.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora