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Amor en tiempos de cólera
Poco a poco, los minutos se convirtieron en horas y los días en semanas. El entrenamiento de Lisa no había disminuido, de hecho, la rudeza en las prácticas había incrementado en conjunto a sus reflejos. La humana, si bien aún creía que la reina Tae-ri deseaba lastimarla a propósito, ya no sentía que estuviese intentando hacerla menos constantemente, su mal genio se había aplacado o había sido aplacado, de cualquier manera, disfrutaba de saberse más habilidosa en el arte de la pelea cuerpo a cuerpo y la espada, aunque en cuanto a la última aun debía mejorar demasiado en comparación a Tae-ri, aunque la reina consorte insistía en que un espadachín poco experimentado no tendría chance contra ella.
Por otro lado, su cabalgata era lo que más parecía haber avanzado. En parte era gracias a la conexión que el peritio parecía tener con ella, sus prácticas en la tarde no solo se centraban en la cabalgata sino en su vuelo y durante éstas Lisa comenzó a percatarse de que él no necesitaba sentir las riendas siendo tiradas, como si leyese la mente de Lisa. La humana intentó concentrar más de una vez sus pensamientos en busca de algún recuerdo ajeno, donde le indicase si Panpriya tendría la explicación de esto, pero no hubo ninguna visión.
Intentó discutirlo con Yongsun, pero la elfa explicó que los peritios eran criaturas místicas, sus vidas iban más allá de la existencia de los propios elfos, así que la magia que les conformaba era mucho más complicada y profunda que cualquier otra.
Y Lisa intentaba recordar aquella parte mística cada vez que el peritio estornudaba sobre ella.
De cualquier manera, Jennie le había ayudado bastante en todo el tema de "amansar" al peritio, establecer ciertas reglas y sobre todo otorgarle la confianza necesaria. Y aquello se traducía en permitir que el animal reaccionara por su cuenta a ciertos ataques de ser necesario.
- Freyhir me obedece, pero sabe que, si tardo en reaccionar, ella debe tomar las decisiones que nos pongan a salvo a ambas – había explicado Jennie mientras cepillaba a su corcel.
Y, finalmente la convergencia.
Lisa sabía que faltaba poco, pero también sabía que el reino estaba preparado. Los civiles habían sido movidos al refugio en el interior de la montaña, los pocos que quedaban eran simplemente para ayudar a terminar de mover cargas o tareas simples. El ejercito élfico estaba preparado, armado, las filas incontables de guerreros en pulcras armaduras descansaban rodeando el interior de toda la muralla y su concentración más evidente era frente a las puertas del reino, que habían sido fuertemente atrincheradas contra cualquier ataque terrestre. Durante sus vuelos, Lisa había podido observar las ballestas en cada torre y artefactos que no sabía nombrar rodeando todas las murallas. Medidas de defensa.
En el castillo, la historia no era diferente, cada puerta innecesaria, ventana o apertura hacia el exterior había sido reforzada. Antes la luz había bañado cada pasillo, pero ahora una pesada oscuridad solo combatida por los orbes brillantes se mezclaba con el silencio otorgado por el abandono de casi todos los elfos de servicio.
Claro que aquello había traído nervios a la humana, constantes dolores de cabeza y pesadillas que le aquejaban las noches y preocupaciones que molestaban sus mañanas. Pero para ello estaba Jennie a su lado. La princesa, ahora con un reino bajo tierra, parecía más abierta y disponible a pasar tiempo a su lado... Constantemente... A cada hora del día.
Justo como ahora.
- Jennie... - suspiró tomando las sábanas y apretando con fuerza la tela.
Escuchó la risilla de la futura monarca opacada por el edredón que cubría a Lisa de la cintura para abajo y la humana intentó fingir molestia ante el acto, pero cualquier emoción negativa estaba lejos de afectarla cuando ella estaba tan cerca.
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Faraway Land || Jenlisa
Fiksi PenggemarTras mudarse a un nuevo país, Lisa creyó que su vida no seguiría pasando por cambios drásticos. Por ello, no esperaba ser arrastrada a un nuevo mundo; allí las hadas, sirenas y elfos caminar por la tierra sin preocupaciones. Lisa, como la única huma...