La heredera

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La heredera

Finalmente, tras comprar más comida y otras cosas que Lisa simplemente no supo para qué se utilizarían, se encaminaron de regreso a la posada. Chaeryeong cargaba un saco en su espalda que no se veía pesado, pues la ninfa iba caminando con alegría mientras señalaba cualquier cosa fuera de lo común a Lisa. Por otro lado, la arquera traía consigo varios sacos y una alforja, Lisa no sabía lo que traía en ellos, pues en varias ocasiones se separaron mientras ella y Jennie compraban alimentos, pero imaginaba que era algo pesado teniendo en cuenta cómo se movían cada que Jisoo daba un paso.

Jennie también cargaba varias bolsas, mientras que a ella le había dejado nuevamente la canasta de frutas.

Lisa continuaba volteando de vez en cuando hacia la princesa que caminaba con la barbilla en alto y una mirada dura. La humana se encontró perdida en sus propios pensamientos. La música animada, las risas y los colores vibrantes del pueblo parecían desvanecerse a su alrededor mientras su mente se enfocaba en un solo pensamiento: Jennie.

Una sensación nerviosa la invadió al recordar la cercanía de la princesa. Se preguntó si era apropiado tener esos pensamientos en medio de la situación peligrosa en la que se encontraban. La misión, los orcos, las sirenas... Todo conspiraba en su contra, y, sin embargo, su corazón parecía tener una conexión especial con la princesa de ojos plateados.

Volvió a verla, esta caminaba a su lado con una expresión seria que cambio cuando Chaeryeong le dijo algo sobre las sirenas y sus dientes. Lisa observó la pequeña sonrisa de la elfa, recordó el tacto de sus manos, la forma en que la tomaba por la cintura en medio del baile.

¿Qué estoy pensando? Se preguntó a sí misma con una sonrisa nerviosa.

Cuando arribaron a la posada nuevamente, la primera en recibirlas detrás del mostrador fue la enana, que gruñó hacia Jisoo.

- ¿Qué tanto traes allí, elfa? – Señaló con su bastón todo lo que la arquera llevaba consigo-. ¿Todo eso necesitan para aparearse? ¡Más te vale no hacerle ningún daño a la habitación!

Jisoo, molesta por la insinuación, frunció el ceño.

- ¡No necesito nada de esto para aparearme! – Se quejó-. ¡Soy más que capaz por cuenta propia!

- No me cuentes lo que haces en tu lecho, insolente – gruñó e hizo una mueca-. Lárgate de aquí antes que las saque a patadas.

Fue mientras caminaban por el pasillo, cuando Lisa soltó una pequeña risa traviesa.

- ¿Eres más que capaz por cuenta propia? - Preguntó Lisa con una sonrisa burlona mientras seguían a Jisoo hacia sus habitaciones-. ¿Entonces existe la posibilidad de que hagas algo esta noche?

Jisoo le lanzó una mirada irónica.

- Cierra la boca, mediasangre – pronunció lo último con burla, con ella habiendo escuchado cómo el elfo anciano la llamaba.

Lisa rió y se volvió hacia Jennie para señalar a Jisoo con su cabeza.

- La historia de la sidra debe haber llegado hasta aquí.

Jennie, que caminaba a la par de Lisa, se unió a la conversación tras soltar una pequeña risa.

- Oh, Jisoo, ¿segura que no has comprado ninguna bebida exótica?

La arquera gruñó mientras rodaba los ojos, pero antes que pudiera decir algo más finalmente habían llegado a aquella habitación. Al abrirla, Lisa alzó las cejas con sorpresa. Más que una habitación, era toda un ala de la posada, con una pequeña sala, dos habitaciones sin puertas donde podía ver varias camas y una puerta extra al final del lugar, que Lisa esperaba con todas sus fuerzas que fuera un baño. Y, más allá de una puerta de rejas, se encontraba un pequeño jardín, donde Lisa podía ver a través de la puerta entreabierta que había además una pequeña fuente. El lugar en su interior contaba con una chimenea y justo frente a ella una peluda alfombra que parecía ser fibra vegetal, había algunos cuadros de pinturas rupestres y un par de ventanas que ahora tenían las cortinas cerradas.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora