Faraway Land || Jenlisa

Aire salado

39

Aire salado

La luz naranja parpadeaba ligeramente en la tenue sombra de la cubierta del barco mientras Jennie y Lisa continuaban su amena conversación en voz baja. Lisa observó a la ninfa que ahora yacía dormida sobre una de las gruesas cuerdas enrollada sobre sí, para la humana parecía un gatito durmiendo sobre una cesta tejida, lo cual le hizo reír. A pesar de bombardearla con preguntas y peticiones de saludos, parecía que su energía finalmente se había agotado.

- ¿La dejaremos dormir allí? – Cuestionó Lisa volviéndose hacia su acompañante.

Jennie fue atrapada viendo fijamente a la humana, pero no apartó la mirada.

- El frío no es un problema para las ninfas, así como tampoco para nosotras – habló refiriéndose a su propia raza.

Lisa asintió.

- Tú pareces llevarte bien con ella – comentó la heredera de los Ljósàlfar.

La humana asintió con una sonrisa que no mostraba sus dientes.

- Tengo una hermana menor – explicó y Jennie recordó que la había mencionado la primera vez que la hicieron enojar por tratarla como una simple curiosidad-. Ella es bastante curiosa y tiene mucha energía, Chaeryeong me recuerda un poco a ella, supongo.

- ¿Supones?

- Sus personalidades no son exactamente iguales, así que puede que solo sienta bastante nostalgia y la esté proyectando en esta niña – se encogió de hombros con una pequeña mueca, mientras se le escapaba un bostezo.

Jennie la observó momentáneamente, preguntándose a qué se refería con "proyectar", sin embargo, había aprendido que eventualmente Lisa se explicaba a sí misma en alguna otra conversación, así que solo asumió que estaba intentando decir que la ninfa le recordaba a su hermana y eso le hacía sentir decaída.

- La ninf... - Una rápida mirada de Lisa le hizo arreglar su discurso-. Chaeryeong... Es curioso que le llames niña, siendo que sus años de vida son más que los tuyos – dijo con algo de burla.

El cuello de Lisa casi se quiebra ante la rapidez con la que se volvió para ver a la princesa. Su rostro desencajado mostraba una mueca incrédula y Jennie no pudo hacer nada más que pensar en cómo sus ojos brillaban siempre que sus cejas se alzaban con sorpresa.

- ¿A qué te refieres? – La pregunta venía acompañada con un toque de preocupación.

Jennie sonrió ligeramente antes de responder.

- Bueno, en años humanos, serían muchos más que tus dieciocho solsticios – sonrió-. Las criaturas como ella viven vidas mucho más largas que cualquiera. Las ninfas del bosque son inmortales de muchas formas... No envejecen de la misma manera que otras criaturas, su infancia abarca la vida entera de ciertas razas y el resto de su existencia es tan larga que parece infinita, pues sus vidas se alargan como las raíces de un árbol – sonrió y se volvió hacia la joven dormida-. Chaeryeong definitivamente sigue siendo una joven ninfa, sin embargo, su juventud podría llegar a alcanzar toda tu vida adulta.

- Aun así... Ella es una niña, ¿no?

- Lo es – asintió Jennie-. Pero debes comprender que su perspectiva del tiempo y su forma de pensar no son como las nuestras. Aunque ha vivido muchos años, todavía conserva la inocencia y la curiosidad de una niña, pero su sabiduría puede ser incluso mayor que la nuestra.

Lisa reflexionó sobre esas palabras mientras miraba las olas.

- ¿Es por eso que la has tratado con rudeza más temprano?