El lago al que todos los poetas han ido a morir (Parte I)

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El lago al que todos los poetas han ido a morir

Parte I

Rosé observó el edificio frente a ella mientras el caballo continuaba su paso lento y vigoroso cada vez más cerca de la propiedad a la que Jisoo se había referido como la academia principal del Gremio de Arqueros. Era imponente, al igual que todos los edificios de arquitectura élfica que había visto hasta ahora, desde casas de súbditos simples hasta el propio castillo, los elfos parecían tener un gusto particular por arquitectura floral, todo embutido en naturaleza y estructuras serpenteantes en metales que podría confundirse con raíces de crecimiento natural si no fuera por sus brillantes colores alumbrando ante la luz solar.

La princesa estaba maravillada por aquellos detalles y se preguntó cómo reaccionaría algún elfo al ver las estructuras que las sirenas habían edificado a lo largo de los siglos en las costas de coral bajo la superficie. Su reino, en particular, había sido construido alrededor de un profundo abismo marino, donde mientras más al fondo, más imponentes las estructuras se volvían, siendo el castillo donde ella había sido criada la mayor prueba de aquello. Pero, mientras que la arquitectura élfica era curvilínea, demasiado delicada e intrincada, la de su reino podía describirse como dura, puntiaguda. No carecía de colores, de hecho, estos se encontraban en cada rincón que se viese, pero al mismo tiempo había cierta dureza en todas las estructuras hechas por manos marinas, propias de los materiales rocosos y corales usados en ello.

Cuando Jisoo dejó de guiar por las riendas al corcel y le vio con un asentimiento, Rosé se preguntó qué pensaría la arquera de su propio castillo, qué opiniones tendría sobre la arquitectura marina y si le gustaría o no. Sin embargo, sacudió el pensamiento de su cabeza, sabiendo perfectamente que ningún terrestre sería capaz de alcanzar tal profundidad y que precisamente para ello se había construido su reino.

- Vamos, debo buscar a mi padre – Jisoo ofreció su mano para ayudarle a bajar y la rubia la aceptó sin dudarlo. Si bien su tiempo en la celda con una pierna fracturada le había ayudado a acostumbrarse a la sensación de tenerlas, siempre que llevaba demasiado tiempo sentada estas se le dormían con mayor facilidad que a otros y cabalgar no era la excepción.

- ¿Qué es exactamente lo que debes hacer? – Vio a Jisoo dejar las riendas del animal bien sujetas a uno de los postes y luego caminar hacia ella.

- Preguntar mis próximas tareas, realmente no he pasado el tiempo que debería aquí desde que volvimos y siento que he dejado de lado mis obligaciones primordiales – explicó con un deje de arrepentimiento en su voz, pues no es que lamentase su papel al lado de la princesa y la humana, solo quisiera poder hacer ambas cosas sin descuidar una de ellas, aunque era imposible.

- ¿Y qué haces normalmente? – Rosé aceptó el brazo de Jisoo cuando esta lo dejó en jarra para ayudarle al subir las escaleras-. Es decir, entiendo que entrenan a los futuros arqueros del reino, pero ¿eso no debería ser el papel del ejército en general?

La elfa asintió mientras terminaban de pasar los escalones.

- Los arcos élficos tienen técnicas distintas a un arco común, toma muchos años de práctica lograr un buen uso y el gremio se encarga de que ese uso sea perfecto – acercó su mano a la puerta del edificio y empujó ligeramente dejando que terminara de abrirse sola-. En el ejército del reino hay arqueros comunes, saben lo que hacen, pero... Nosotros lo hacemos mejor.

Rosé sonrió con burla y rodó los ojos.

- Claro, entonces eres experta en flechas.

- Podría decirse – devolvió la sonrisa y señaló hacia el frente-. ¿Quieres ver cómo practican? Hemos llegado justo a tiempo.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora