El pueblo que nunca duerme (Parte I)

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El pueblo que nunca duerme

Parte I

El regreso de Rosé a la cubierta fue como un rayo de esperanza en la penumbra que se había apoderado del barco. Con una mirada aún turbada adornando su rostro, anunció que las sirenas ya se habían vestido con prendas que habían encontrado a bordo. No solo eso, sino que también se habían quedado junto a Shuhua en el camarote.

- ¿Entonces las dejaremos quedarse a solas? – Cuestionó Jisoo, ahora de pie, con la joven ninfa seguía rodeando su cintura para ayudarle, aunque ya no fuera realmente necesario.

- Ellas no harán nada peligroso – aseguró la rubia.

- ¿Empalarme la pierna no fue peligroso? – Alzó una ceja señalando la pierna que seguía cubierta en sangre, pero sin alguna herida a la vista.

- No se atreverán – fue Jennie quien habló esta vez-. Son leales a la corona, a Rosé... Ellas confían en su princesa.

Jennie podía hablar con más seguridad que cualquiera sobre ese tópico, ella sabía que un pueblo desesperado tomaba como su líder a quien pudiera otorgarles la confianza de un cambio y, viendo cómo las sirenas habían reaccionado al reconocer a su princesa, sabía que ellas depositaban su confianza en Rosé.

Jisoo asintió y continuó con una risa entre dientes.

- ¿Vamos a adoptarlas, también?

Aunque la broma era de mal gusto, Rosé sonrió viendo que la arquera se empeñaba por hacerla molestar. Jennie, en cambio, negó de inmediato con los ojos reflejando la firmeza de su decisión.

- No aceptaremos más compañía – declaró, su tono resonando con determinación-. Hemos tenido suficientes sorpresas por hoy por el resto de este viaje.

Todas asintieron, era una orden. La rubia dio la vuelta murmurando que el navío había perdido su rumbo y debían direccionarlo nuevamente, yendo hacia el timón para hacerlo. Por otro lado, Jisoo dio un toque la cabeza de la ninfa para dejarle saber que ya no era necesaria su ayuda y, cuando alzó la mirada para decir otra cosa, su ceño se frunció con preocupación.

- Lisa, ¿estás bien? – Tenía la ceja alzada.

Jennie, con inquietud marcada en su rostro, se volvió hacia Lisa, notando de inmediato lo que Jisoo había visto; la herida en su hombro. La sangre manaba en un flujo lento, pero la mirada de Jennie estaba fija en el bienestar de la humana.

- Eso no se ve bien - comentó con voz suave, intentando disimular la tensión en sus palabras.

Lisa bajó la mirada y llevó un brazo cansado a su hombro. El dolor punzante de los rasguños se camufló con el tirón en sus músculos y soltó un quejido.

- Ven, no creo que Rosé pueda ayudar por ahora, pero yo sí.

La mano de Jennie rodeó la de Lisa nuevamente, casi sin darse cuenta. Lisa, a su vez, aceptó la oferta con una sonrisa tímida.

Guiando a Lisa hacia el interior del barco, Jennie la condujo suavemente hacia el pasillo de la baja cubierta. Pasaron de largo el camarote donde las sirenas se encontraban sentadas alrededor de su amiga herida, susurrando algo que se detuvo al verlas pasar. Sin embargo, Jennie no ralentizó su caminar, obligando a Lisa a ignorar a las recién llegadas.

Así, llegaron a otro camarote, Lisa ni siquiera sabía que había otros, realmente no había explorado el barco más allá de la cubierta. No le gustaba la oscuridad continua, ni la humedad, pero Jennie parecía conocerlo bien, no solo eso, sino que sus ojos se adaptaban mejor al entorno apenas iluminado.

Faraway Land || JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora