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Regan

—Como ya se formaron equipos ayer, les voy a dar su tema para que los puedan exponer la semana que viene.

Dejé de mirar a Margaret y observé a la maestra sentada en el escritorio. Un momento, ¿de qué equipos hablaba? Y, ¿como que ayer se formaron?

Ayer casi te asesinan.

Oh, es cierto. Chasquee la lengua, perfecto, aparte de haberme casi matado, todavía me quedé sin equipo por su maldita culpa.

Alcé la mano.

—Yo no tengo equipo, ¿puedo integrarme a uno?

La maestra se quedó callada y preguntó quién era. Después, me recordó al instante.

—¿Eres el del accidente? Okay, a ver... —buscó entre sus papeles—: Puedes integrarte al equipo tres, con Amelia Villanueva, Roberto Morales, Maximiliano De la O y Margaret Sánchez.

—¿No... hay otro equipo disponible?

La maestra negó con la cabeza, formé una mueca con la boca.

—¿Alguien que quiera cambiar de equipo?

Nadie dijo nada, no, pues claro que nadie iba a querer integrarse a un equipo tan horrible.

—Ya te integré a ese equipo, Regan.

Si, odiaba, detestaba que Margaret siempre se saliera con la suya.

—Te odio.

—Y yo a ti —me sonrió.

—Bien, necesito que me den su número de celular

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—Bien, necesito que me den su número de celular...

—¿Para qué?

—¿La dejas terminar, baboso? —espeta Margaret.

Puse los ojos en blanco.

—Para que haga un grupo de WhatsApp y así podamos comunicarnos.

Todos le dimos nuestros número de celular, luego de agregarlo. Salí corriendo de ahí, encontré a Dani hablando con alguien. Alcé y bajé las cejas al verlo, necesitaba ayudarle a coquetear.

—Te veo mañana —choqué nuestra manos y lo dejé con ese chico.

Seguí caminando por el pasillo y me encontré a Joseph hablando con la chava que le gustaba.

Justo cuando iba a llegar, ella le decía adiós y me pesaba por un lado. La seguí con la mirada y... Se detuvo en donde Margaret y Amelia estaban, formé una mueca. Puta madre, ¿por qué ella siempre tenía que estar en todas partes?

Chasquee la lengua y me giré a Joseph.

—Tienes baba por aquí.

Sonrío y me empujó. Ambos bajamos las escaleras. Le di su mochila.

—¿Quieres ir a Galerías?

—¿No tienes que trabajar?

—No, solo trabajo los lunes, miércoles y viernes.

Joseph asintió con la cabeza.

—Pues vamos a Galerías entonces.

Ambos salimos juntos de la escuela y nos subimos al camión que daba por costera.

Y, estando en Galerías dimos vueltas como idiota y pasamos a ver la ropa. Nos compramos un helado en Burger King porque yo odio los helados de Nutrisa y él también. Sin embargo, ya cuando el sol bajó y estábamos aburridos; se me ocurrió una gran idea.

—¿Y si vamos a la playa?

Joseph no dudó en decirme que sí. Además, a esta hora, las sombrillas de la playa ya se habían quitado y podríamos estar sin miedo a que nos cobrarán una.

Así mismo, sentarse en la arena a ver el atardecer y estar con tu mejor amigo era lo mejor que podrías experimentar. Quiero decir, para mí tener un mejor amigo era haber ganado en la vida. A mi nadie me soportaba más que Joseph y Dani.

Y, solo un poco, Vanesa.

No sé porque estando aquí me detuve a pensar en Margaret. Y, al hacerlo, me toqué el cuello donde mi cicatriz seguía intacta. Aún recordaba ese momento como si hubiera sido ayer. Una sonrisa adornó mi rostro.

Ay, Margarita.


Holaa, no se si alguien me lee, pero quiero pedir una disculpa por tardarme tanto en actualizar. No es la mejor historia del mundo, pero ojalá les saque una sonrisa
Gracias si me lees :) ❤️


 No es la mejor historia del mundo, pero ojalá les saque una sonrisa Gracias si me lees :) ❤️

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