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Margaret

—Supongo que será en mi casa, ¿cierto?

Me echo a la boca una uva mientras escucho lo que dicen. Nico está mirando el celular, Ame está comiendo su huevo con jamón y Les está maquillándose. Diablos, me encantaría verme así de linda, Les solo se aplica cosas como labial, rubor... y cuando viene al natural se ve tan divida. A veces no se como actuar ante una chica tan linda como ella.

Tomo otra uva, mi mirada se desvía y termino observando a Regan. Dejo de masticar, está hablando con Renata, vuelvo a echarme otra uva a la boca y mastico con fuerza.

—¡Magge! ¿Estas poniendo atención?

Parpadeo y los observo.

—¿Mhjm?

—Iremos a mi casa después de la escuela.

—¡¿Qué?! ¿Quien dice?

Todos sueltan un suspiro y Les deja una mano en mi rodilla.

—El Viernes iremos a su casa a pasar el rato, dice que no habrá nadie en su casa y podremos... hacer cosas.

De acuerdo, obviamente hablaban de drogas.

—Ah..., pediré permiso y les aviso.

Todos asienten con la cabeza, pero a mi no me interesa. Escucho su platica, me rio junto con ellos... pero no estoy en la conversación. Mi mente esta divagando, maldiciendo a una sola persona y acumulando una clase de coraje en mi interior.

Las clases continúan y me junto con Ame para hacer el trabajo en equipo. A lo lejos, encuentro a Regan riendo y haciendo idioteces con sus amigos. Por un momento, conectamos miradas justo cuando él ríe de algo y mi corazón brinca. Me obligo a apartar la mirada.

—Iré al baño —es lo único que le digo a Ame, ella asiente con la cabeza.

—¿Me pasas a comprar un agua?

—Si, solo que tardaré un poco.

—Está bien.

Me guiña un ojo y me da el dinero.

Me pongo de pie y salgo del salón; evitando a toda costa la mirada de Regan. Tengo una sensación extraña en mi estomago y lo peor es que tengo que hacer fila para entrar a uno de los baños. Al final, estoy sola y puedo mirarme en los espejos. ¿Realmente soy linda? Es la primera pregunta que me hago. Observo mi cintura, los vultos de la playera de la escuela y lo horrible que se me ve el uniforme.

—Idiota —balbuceó, me lavo las manos y salgo del baño. Sin embargo, mi corazón vuelve a dar un brinco cuando veo a Regan afuera del baño.

Observándome.

Observándome

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CUANDO TE AMÉ EN OTOÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora